La foto que mató a Díaz: la 'vieja guardia' no tenía los votos para liderar el PSOE

  • Los militantes socialistas han rechazado el 'golpe de estado' de octubre que acabó con un secretario general elegido por ellos mismos y lo han hecho pagar.

    La derrota es para ellos, para el pasado del partido y también para el presente. La victoria, dicen, es para el futuro. Los grandes nombres del socialismo que arroparon a Susana, pierden.

El apoyo de barones e históricos del PSOE le pasa factura a Susana
El apoyo de barones e históricos del PSOE le pasa factura a Susana

Quien vive en el pasado muere en el presente. Esto es lo que le ha podido pasar a Susana Díaz en las primarias del PSOE. La andaluza ha hecho gala de ese PSOE histórico reivindicando a Zapatero y González, los dos expresidentes socialistas, así como de otro secretarios generales como Rubalcaba o el vicepresidente Alfonso Guerra, con el que cerró campaña en Sevilla. José Bono, en su día aspirante a dirigir Ferraz, también mostró su predilección por Díaz. 

Pero además recibió el apoyo de los grandes barones territoriales del PSOE, los únicos que tienen algo de poder hoy entre el socialismo. En aquel acto de Ifema estaban Page, Lambán, Puig o Fernández Vara. Muchos se posicionaron en contra de Sánchez e incluso condicionaron su cargo a una victoria de Susana (algunos ya han pedido perdón). La derrota es para ellos, para el pasado del partido y también para el presente. La victoria es para el futuro, aunque ese futuro también venga del pasado... y muchos consideren que tenga poco futuro.

Las bases se han rebelado, de eso no hay duda. Los militantes socialistas han rechazado el 'golpe de estado' de octubre que acabó con un secretario general elegido por ellos mismos. Pero no sólo eso. También han dicho 'no' a una manera de entender la política. Las élites del PSOE, con Susana a la cabeza, no han sabido explicar por qué el Comité Federal liquidó (temporalmente) a Sánchez y tampoco han dado muestras de valentía para dejar claro que la abstención ante Rajoy permitía al PSOE no perecer del todo en otras elecciones. Esa estrategia puso en bandeja la campaña perfecta para Pedro Sánchez: contra el aparato se vive mejor. El exlíder del PSOE renacido y como víctima ya tenía un argumento, porque ideas se han visto pocas en campaña. Ya nadie podía pararle. La emotividad era suya.

En medio del debate que enfrenta la democracia representativa contra la democracia participativa el resultado es un golpe encima de la mesa. Las primarias igualan el voto de todos los afiliados y es verdad que el carisma de Felipe González ya no es el que era, ni siquiera el de Alfonso Guerra, otrora el preferido por la gran mayoría de socialistas.  Nunca se le han dado bien las primarias al aparato, o casi nunca. Ya ocurrió con Madina, con Trinidad Jiménez o con Joaquín Almunia. Lo dijo Felipe una vez: "Siempre que apoyo a alguien, pierde". Ha vuelto a ocurrir. 

El resultado de las primarias en el PSOE "tiene que hacer reflexionar al aparato" del partido sobre cómo se hacen las cosas, decía el polémico alcalde de Calasparra, ya que, a su juicio, "nunca jamás nadie, por muy poderoso que sea, podrá estar por encima de la militancia".Susana no esperaba el resultado

La presidenta de la Junta estaba desencajada, no se lo esperaba. Tuvo que salir a dar la cara con todo su equipo. Además fue una derrota contundente. Más de 15.000 votos de diferencia y diez puntos. De ahí su reacción y cierto mal perder.

La andaluza no fue capaz de citar al secretario general y tampoco de mostrarle su respaldo públicamente. Tan solo se limitó a "arrimar el hombro" cuando el PSOE lo necesite. Apoyo al partido, no al líder. Contrasta con la reacción el tercero en discordia, Patxi López, quien habló en todo momento de su secretario general. Este lunes, ya habiendo digerido mejor la derrota y al llegar a Andalucía ha asegurado que hará "todo lo que Pedro Sánchez" le pida. 

Díaz, a quien como alguna vez ha confesado, no le gusta perder "ni al parchís", ha resumido en una palabra la tarea que le queda por delante: "Trabajar", aunque la ha extendido al conjunto del partido. Ni los peores pronósticos vaticinaban una derrota de este calibre, máxime tras el optimismo con el que su candidatura ha afrontado el proceso, especialmente tras el debate del pasado día 15.Menos votos que avales

El número de avales de la candidatura de Díaz fue su techo en votos mientras que con la candidatura de Sánchez el número de avales fue el suelo de su apoyo electoral. En la consulta a las bases, la presidenta andaluza ha obtenido 59.041 votos, lo que supone que ha habido unos 1.190 afiliados que se han inclinado finalmente por Sánchez o López o no han votado.

En el caso de Pedro Sánchez, la tendencia ha sido contraria, puesto que ha conseguido algo más de 20.000 votos más (74.223) que avales de afiliados (53.692). Lo mismo ha ocurrido con Patxi López, que presentó 10.866 firmas y ha cosechado 14.571 votos.

¿Qué ha pasado para que Susana no haya conseguido superar en votos el número de avales incluso con una participación tan alta? Si estudiamos dónde Susana ha conseguido menos avales que votos podremos sacar alguna conclusión. 

Para empezar el principal problema lo tiene en Andalucía. Allí ganó claramente, pero por mucho menos de lo que los avales decían. 1.439 militantes avalaron a Susana, por el motivo que fuera, pero luego no la votaron. Sánchez obtuvo allí 3.770 votos más que avales. Algo ocurre.

La presidenta andaluza no ha conseguido, como ansiaba, romper el "techo de cristal" en el PSOE, pese a que en este proceso ha contado con el respaldo decidido de "pesos pesados" de su partido. Pero no solo la culpa la tienen ellos. Quizás fue un error rodearse de todos ellos en un momento en que la sociedad ha cambiado y pide caras nuevas, y sobre todo, proyectos nuevos. 

Díaz ha sido identificada como la "candidata de la derecha" durante este proceso, mientras que los suyos la consideran una especie de "guardiana de las esencias" que se ha ofrecido a liderar un proyecto "100% PSOE". Y es que más allá de que "sabía ganar" y de ese cien por cien PSOE, no ha ofrecido mucho más. 

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