El clima social que se está generando en Madrid por el caso del pederasta del barrio de Ciudad Lineal se enrarece por momentos. Los medios publican otros amagos de agresiones o raptos a niñas que se producen en la capital o incluso en otros municipios de la comunidad por entender que podrían estar vinculados y el Ministerio del Interior aporta menos información de la que les gustaría a los padres –por prudencia o porque no existen datos fiables– más allá de consejos a los padres que, lejos de calmarles, incrementan la preocupación.
A esto se añade que el caso ha adquirido una nueva magnitud en agosto, un mes tradicionalmente con pocas noticias y en el que hechos poco relevantes tienden a adquirir una dimensión que quizá no habrían tenido en otras épocas del año. De hecho, los intentos de acoso a menores se producen con más frecuencia de lo que parece. Según datos oficiales, cada año hay cerca de 300 delitos relacionados con la corrupción de menores en España y solo algunos saltan a los medios.
Aun así, el caso del pederasta de Ciudad Lineal se produce en un contexto de ligero crecimiento de este tipo de execrables crímenes que explicarían que haya razones para que la sociedad sí esté algo preocupada. Por un lado, la investigación concreta del criminal de Madrid no ha sido resuelta y esto pone nerviosa a la sociedad. Por otro, las propias cifras oficiales confirman que el último año ha sido especialmente duro en la lucha contra los corruptores de menores.
En 2013 los distintos cuerpos policiales que operan en España detuvieron a 221 personas relaciondas con esta tipología delictiva, un 10% más que el año anterior, según refleja el último Anuario Estadístico publicado por el Ministerio del Interior. En la Comunidad de Madrid, la diferencia fue aún más acusada, ya que Policía y Guardia civil arrestaron a 30 delincuentes vinculados a la corrupción de niños y niñas, un 76% más que en 2012, cuando atraparon a 17.Más delincuentes corruptores de menores
Durante 2013, las fuerzas de seguridad tuvieron conocimiento de 320 casos de corrupción de menores en todo el país, un 15% más que el año anterior, según refleja la misma fuente oficial. Además, esclarecieron 253 investigaciones, un 28% más que en 2012. En Madrid, detectaron 46 casos, un 59% más que en 2012, y resolvieron 28, un 22% más. Es decir, que en 2013 se experimentó un incremento en todos los parámetros
Tanto los 320 hechos conocidos como los 253 resueltos y las 221 personas detenidas en 2013 a nivel nacional son los datos más elevados de los últimos seis años, como refleja el propio Anuario Estadístico de Interior.
Este récord muestra la dimensión del problema al tiempo que evidencia también el trabajo que vienen realizando la Policía y la Guardia Civil, ya que en paralelo a los hechos detectados también vienen aumentando el número de sospechosos imputados por corrupción de menores y el de casos aclarados.
En el asunto del pederasta de Madrid, la Policía está siendo enormemente cautelosa y prudente, como debe actuar en estas circunstancias, ya que cualquier indicio mal valorado puede derivar la investigación por un camino equivocado y resultar una pérdida de tiempo irrecuperable. Aún no está claro que sea la misma persona la que actuó en el barrio de Ciudad Lineal y la que lo hizo en el de Hortaleza o en el municipio madrileño de Coslada. El distinto modus operandi y la diferencia de lugares hacen dudar a los investigadores.
La Policía ha pedido la colaboración ciudadana para aportar cualquier dato, ya que el testimonio de los testigos puede ser fundamental en estas circunstancias. La delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, calificó al pederasta como el objetivo número uno de las fuerzas de seguridad en la Comunidad de Madrid, después del clima social que ha generado, aunque advirtió que la investigación puede durar más de lo deseado.
La portavoz de la Policía Elisa Rebolo ha aconsejado esta mañana en TVE que los padres inculquen en los niños un sentido de responsabilidad para que no acudan a la llamada de desconocidos y les cuenten por qué deben tener cuidado, aunque siempre sin alarmarles.
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