La calma parece imposible en el conflictivo barrio La Mina, perteneciente al municipio deSan Adrián de Besós, en Barcelona. El año comenzó ajetreado para sus vecinos, con un asesinato que provocó una auténtica guerra entre familias de etnia gitana y el éxodo forzoso de 400 personas, amenazadas de muerte. Ahora, los vecinos viven atemorizados porque el tráfico de drogas se ha tornado incontrolable: el peligroso clan de los 'Baltasares' domina la escena, aprovechando la huida de sus enemigos.
El 17 de febrero pasado, lainformacion.com publicó el suceso que desencadenó una situación tensa hasta los extremos. En enero, dentro del bar 'Nirvana', situado en el Port Olimpic de la Ciudad Condal, un joven integrante de 'Los Baltasares' fue asesinado a tiros, tras una pelea contra otros rivales pertenecientes al grupo de 'Los Peludos'.
A partir de ese momento, los familiares y amigos de la víctima juraron venganza. Los miembros de los Baltasares fueron directamente hacia la zona donde habitaban los otros, con el objetivo de incendiar sus viviendas. También se vieron involucrados en el enfrentamiento los grupos'los Cascabeles', 'los Zorros'y 'los Manuel'. Muchos miembros de estas familias escaparon de lugar, con lo puesto. También dejaron sus viviendas en los municipios cercanos deSan Roc y Badalona. Hasta la fecha, casi ninguno ha regresado.
Cuando todo parecía que se reacomodaba, ahora el problema es otro. Calles desiertas, rincones oscuros, escaso movimiento... Las escenas cotidianas en La Mina se han modificado radicalmente. Los vecinos 'neutrales' no se animan a salir de sus viviendas, porque creen que, de un momento a otro, las personas que huyeron pueden regresar y desatarse una auténtica guerra entre bandos. Lo peor de todo, como trasfondo, es que el clan de Los Baltasares domina ahora exclusivamente la venta de drogas en el barrio.
Este barrio es uno de los mayores supermercados de la droga de Barcelona.Las fuerzas de seguridad creen que, tarde o temprano, los clanes rivales de los Baltasares regresarán a su feudo. El botín del negocio turbio es muy grande como para resignarlo así nomás. Por este motivo, la Generalitat y los ayuntamientos de Barcelona, Sant Adrià de Besòs, Badalona y Santa Coloma de Gramanet crearon un plan urgente y preventivo para intentar apaciguar los ánimos.
De todas formas, el conflicto está lejos de resolverse. La cuestión es cómo recuperar la normalidad en materia de seguridad, educación, convivencia y actividad económica de la zona. Pero hasta ahora no hay avances. La lucha por la venta de drogas se torna incontrolable, y las autoridades esperan para actuar.
Según publicó recientemente el diario La Vanguardia, losmiembros del Clan de los Baltasares "extienden la estrategia del miedo para poder quedarse con la parte del mercado de la droga que hasta ahora controlaban los Peludos".
Los voluntarios sociales por estas horas hablan con los patriarcas para intentarlos convencer de que depongan sus actitudes hostiles contra sus adversarios. Todos creen que la única solución al conflicto es que ambos bandos busquen un acercamiento. Pero esto, por ahora, parece imposible.
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