El operativo de los antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía y de la Policía Municipal es evidente que tuvo errores. Cientos de miembros de las Unidades de Intervención Policíal (UIP) han protestado estos días por estos fallos de coordinación o planteamiento. También los sindicatos de ambas corporaciones han mencionado algunos elementos que podían haberse mejorado. Estos son algunos de los más importantes.
Insuficiente labor preventiva. Varios grupos de radicales llevaban horas deambulando por las calles de Madrid antes de llegar a la calle Génova, donde comenzaron los lanzamientos de piedras y objetos contra la Policía. Algunas fuentes policiales consultadas señalan este punto como un elemento que podía haber evitado parte de los ataques. Una correcta neutralización de estos colectivos antes de que actúen hubiera impedido que llegaran hasta donde llegaron. La identificación previa de estos radicales habría facilitado la incautación de armas blancas o elementos punzantes y habría permitido controlar al potencial peligro.
El papel del comisario general. La mayoría de sindicatos policiales denuncian que el comisario general de Seguridad Ciudadana, Florentino Villabona, no estaba en su sitio durante el desarrollo de los hechos. El máximo responsable del departamento estuvo en la calle, junto a los antidisturbios, durante el despliegue operativo. Esto, según explicó el portavoz del Sindicato Unificado de Policía (SUP), Miguel Ángel Fernández, es un error, puesto que donde debía estar era en la mesa de coordinación, donde toman las decisiones los jefes de los distintos cuerpos de seguridad y de emergencias, ya que es ahí donde se centraliza la información.
La entrada de la Policía Municipal. El jefe de Seguridad Ciudadana tuvo que permitir en algún momento el acceso al operativo de la Policía Municipal. Fuentes de esta corporación aseguran que esto no incidió negativamente en el desarrollo. Sin embargo, desde el Sindicato Unificado de Policía explican que la entrada de furgones de la Policía Municipal que fueron apedreados provocó que las Unidades de Intervención de la Policía Nacional tuvieran que acudir en apoyo y dividieran sus fuerzas en otros frentes.
El camión de Bomberos. También un alto responsable del operativo permitió el acceso a la zona conflictiva de un camión de Bomberos con objeto de que éste apagara el fuego que se había producido en un contenedor. La entrada del vehículo permitió que un grupo de encapuchados violentos se escondiera detrás y pusiera en más aprietos a los agentes. Según el portavoz del SUP, "ese camión nunca debería haber entrado", porque el contenedor podía haber seguido ardiendo sin peligro.
Un segundo, una vida. Los sindicatos han criticado mucho los largos segundos que el jefe de las UIP, José Miguel Ruiz Iguzquiza, estuvo en silencio sin ordenar que los funcionarios acudieran a apoyar a un grupo que se encontraba acorralado por los violentos. "En estas cosas, un segundo es una vida", señala Fernández, del SUP. También es muy crítico el secretario general del Sindicato Independiente de la Policía (SIPE), Alfredo Perdiguero, quien entiende que no es de recibo no tomar esa decisión.
La Dirección General de la Policía ha abierto una investigación interna para analizar estos y otros errores de previsión, organización o coordinación que pudieron cometerse durante el despliegue de los antidisturbios el pasado 22 de marzo. El director adjunto operativo de la corporación, Eugenio Pino, exmiembro de las Unidades de Intervención Policial, ya ha entrevistado a algunos de los mandos que intervinieron en el desarrollo de la estrategia. Fuentes policiales aseguran que el resultado de estas indagaciones internas se conocerá pronto. La Dirección prefiere ser cauta y contar con todos los datos sobre lo sucedido antes de emitir un dictamen.
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