El revólver dialéctico de Rubalcaba vació su tambor... y falló todos sus disparos. No fue alcanzado ninguno de los objetivos que debía cumplir como líder de la oposición. Su continuidad política queda ahora a expensas de cuán rápido se produzca la recuperación anunciada por Rajoy, si es que se produce. Pérez Rubalcaba ni ha debilitado a su oponente ni ha convencido a los suyos. Tenía al menos seis cartuchos en su cargador y esto es lo que ha pasado con cada uno esos tiros:1. Primer tiro fallido: Reforzar su imagen general como líder de la oposición.
El liderazgo de Rubalcaba quedó en entredicho tras haber sido derrotado de forma abultada en las elecciones de noviembre de 2011. El debate sobre el Estado de la Nación representaba la mejor oportunidad ante la ciudadanía para erigirse como alternativa política a un Rajoy debilitado por no cumplir sus promesas electorales. Tras su desempeño en el debate, Rubalcaba no sólo no ha reforzado su imagen como alternativa política sino que ha quedado aún más en evidencia su participación en políticas de recortes que inició en el Gobierno Zapatero.2. Segundo tiro fallido: Reforzar su autoridad en el partido.
Los socialistas ansiaban ver a su líder venciendo en un enfrentamiento de máxima audiencia con Rajoy. Aunque la posición interna de Rubalcaba había recobrado impulso tras su elección como secretario general del PSOE en febrero del año pasado, las críticas a su papel desde dentro y desde fuera del partido no han desaparecido. Esta vez han sido sus colegas del PSC quienes lo han puesto en ridículo. Mientras Rubalcaba defendía en el parlamento el estado federal que propugnan los socialistas catalanes, estos pedían la abdicación del Rey sin ni siquiera habérselo comentado antes al líder del PSOE. La cúpula del partido se vio obligada incluso a salir al paso rechazando frontalmente la postura catalana.3. Tercer tiro fallido: Recuperar el crédito ante los medios de comunicación.
Ni uno de los grandes periódicos españoles han concedido la victoria a Rubalcaba. Ningún titular favorable al socialista. Todas las fotos de portada muestran a un Rajoy serio e incluso sonriente. El escaso interés informativo que suscita hoy el líder socialista se centra más en sus carencias que en sus propuestas. No cabe extrañarse de que a partir de ahora cualquier crítica interna sea amplificada desde los medios, a consecuencia del deterioro de su autoridad dentro del mismo PSOE. Para muchos informadores, ha resultado muy significativo que Rubalcaba haya salido esta mañana del hemiciclo sin conceder declaraciones; y que Rajoy, menos pródigo con la prensa, haya atendido unos minutos a los periodistas que le esperaban en los pasillos del Congreso tras el final del debate.4. Cuarto tiro fallido: Ganar aprecio popular.
Rubalcaba no tiene mayoría en el parlamento, pero tras el debate ni siquiera ha conseguido recuperar el entusiasmo que le faltaba en la calle. No se ha convertido en altavoz oficioso de los grandes problemas populares, como consiguió hacer Zapatero a finales de la última legislatura de Aznar, poniéndose al frente de las manifestaciones contra la reforma laboral o la guerra de Irak. Rubalcaba no podría encabezar ahora ninguna manifestación contra los recortes o los desahucios sin correr el mismo riesgo que corrieron sus compañeros Beatriz Talegón y López Aguilar, quienes fueron expulsados violentamente de una manifestación a favor de la dación en pago.5. Quinto tiro (en un pie): permitir que Rajoy se escabullera del caso Bárcenas hablando de Filesa.
Rubalcaba entró al trapo cuando el presidente le presentó el capote de una dupla absurda: Bárcenas y Filesa. Absurda puesto que Filesa es un caso juzgado y condenado hace más una década y Bárcenas aún está en plena instrucción. Filesa ya no encrespa a los españoles de hoy. Bárcenas sí. Rubalcaba llegó al debate con informaciones candentes y muchas preguntas sobre el ex tesorero popular a las que Rajoy no ha dado explicación. Pero dedicó varios momentos a justificar Filesa como si los ciudadanos tuvieran una cuenta pendiente con el PSOE por ese caso. Es más: llegó a acallar a los diputados de su bancada que protestaron por la comparación.6. Sexto tiro (en el otro pie): arrepentimiento público por no haber regulado la dación en pago.
Tras cuatro años en el gobierno de Zapatero, Rubalcaba reconoció abiertamente que debían haber regulado la dación en pago. No se le ocurrió mejor momento para hacerlo que en pleno debate sobre el estado de la Nación, y tras haberse conocido varias noticias sobre el suicidio de gente que iba a ser desahuciada. Lo hizo a la defensiva, con una frase que suscitó risas sarcásticas de la bancada popular: "¡Cada vez que hay un desahucio, yo siempre me digo: ¡maldita sea, por qué no arreglamos aquello!". Las críticas en las redes sociales no se hicieron esperar.
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