Como todos los 12 de octubre, y mientras se realizaba la ofrenda floral en el monumento a los Caídos por España, este miércoles han sonado los acordes de una canción que los militares han acompañado con unas letras inconfundibles, que comienzan así:
Cuando la pena nos alcanza
por un hermano perdido
cuando el adiós dolorido
busca en la Fe su esperanza.
Contra lo que muchos pueden imaginar en un día pródigo en tradiciones, la canción “La muerte no es el final” no hunde sus raíces en la noche de los tiempos. Fue en 1981 cuando las Fuerzas Armadas decidieron incorporar a su acervo musical esta pieza que originalmente tuvo un uso litúrgico en los funerales católicos.
En ese año, el teniente general José María Sáenz de Tejada (fallecido este pasado julio a los 96 años de edad) escuchó la canción durante un funeral y pensó que podría ayudar a embellecer el tradicional traslado de la corona de laurel hacia el monumento a los Caídos en momentos de celebración militar.
La canción había sido compuesta a los 17 años por Cesáreo Gabaráin Azurmendi (1936-1991), que luego se ordenaría sacerdote. Este clérigo compositor también sería muy recordado por su canción “Pescador de hombres”, una de las más entonadas en las misas católicas de habla hispana, especialmente en el momento en que se distribuye la comunión. La música original sonaba así:
La música de “La muerte no es el final” pasó por un proceso de adaptación encargado al compositor navarro Tomás Asiain Magaña, nacido en 1923. La letra que cantan los militares se reduce al tercer y cuarto párrafo de la letra original (los que están en negrita a continuación). Además, se sustituyó la palabra "hermano" por "compañero".
Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.
Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
Siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
Cuando la pena nos alcanza
por un compañero perdido
cuando el adiós dolorido
busca en la Fe su esperanza.
En Tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya le has devuelto la vida,
ya le has llevado a la luz.
Ya le has devuelto la vida,
ya le has llevado a la luz
Cuando, Señor, resucitaste,
todos vencimos contigo
nos regalaste la vida,
como en Betania al amigo.
Si caminamos a tu lado,
no va a faltarnos tu amor,
porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.
Porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.
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