Alianza de Civilizaciones es el nombre del programa adoptado por las Naciones Unidas el 26 de abril de 2007 bajo la Secretaría General de Ban Ki-moon. La idea fue propuesta por el presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero en la 59.ª Asamblea General de la ONU, el 21 de septiembre de 2004. Aquella propuesta defendía una alianza entre Occidente y el mundo árabe y musulmán con el fin de combatir el terrorismo internacional por otro camino que no fuera el militar.
La propuesta de Zapatero se explicó en parte por su necesidad de obtener reconocimiento internacional, frente al gran rechazo de la oposición en España. El expresidente buscaba consolidar su liderazgo externo para ser bien visto en otros gobiernos. Este domingo, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, buscó una estrategia similar en el propio territorio junto a otros partidos con las elecciones a la vuelta de la esquina. Aunque ahora pocos socialistas quieren presumir de los años de Zapatero, (ni tampoco Pedro Sánchez, más cerca de Rubalcaba que del expresidente socialista), dentro del PSOE aún se recuerda con cierta nostalgia lo que consideran aciertos de su primera legislatura en materia política."Un pacto intergeneracional"
Así, Sánchez anunció una "alianza entre generaciones" que sirva para "reescribir" un pacto intergeneracional como el de los años 80 que "la derecha quiere borrar", con lo que se pretende que "las generaciones venideras tengan un futuro mejor", que en el fondo "es el progreso".
Como ya intentó establecer Zapatero con su alianza en el plano internacional, Sánchez mostró su mejor talante. Y así explicó que el PSOE representa "un cambio seguro para la mayoría", para la "recuperación económica justa", crear empleo digno y "fortalecer al patrimonio de todos, que son los servicios públicos".
Zapatero vendió su alianza de civilizaciones como el proyecto 'estrella' de su política exterior. Una estrategia que le sirvió para reforzar su liderazgo personal en una línea moderada. A diferencia del rechazo de la ciudadanía en 2003-2004 a la política internacional de Aznar, algo más hostil, sobre todo con el 'sí' a la guerra de Irak.
Esa es la línea moderada la que quiere seguir Sánchez ante la necesidad de establecer pactos con nuevos actores políticos como Ciudadanos y Podemos. Intenta así crear la referencia a un nuevo tiempo frente al riesgo de volver"a las políticas de los recortes".
El expresidente Zapatero proponía no tener miedo a hablar con el mundo árabe y partía de estudios para reflejar que era una fuerza pujante y buena aliada; mientras que Sánchez 'tira de juventud' para asegurar que no hay que tener miedo a los pactos, los cuales podrían salvar al PSOE en muchos municipios para conseguir gobierno.El enemigo
El expresidente Zapatero llegó al poder tras el peor atentado terrorista de la historia de España, provocado por el terrorismo islamista (y no por ETA, como se apresuró a decir el Gobierno de Aznar días antes de las elecciones). Llegado a la presidencia, Zapatero no podía eludir enfrentarse al extremismo, pero lo hizo alejándose de las posturas más radicales de la extrema derecha (y también más populares en Europa), que tendían a la criminalización del mundo musulmán.
Por su parte, Pedro Gómez también identifica un enemigo claro de su 'Alianza de Generaciones': las políticas de austeridad llevadas a cabo por el Gobierno del PP al dictado, según el PSOE, de las directivas de los conservadores alemanes, con Ángela Merkel a la cabeza.
"La política también es un deporte de equipo", ha afirmado el actual secretario general del PSOE para reivindicar el 'la empatía' dentro de la sociedad, especialmente con aquellos que lo están pasando peor. Para Sánchez, la crisis exige unidad: "O nos juntamos todos, o difícilmente vamos a salir de esta".
Sánchez recupera el 'talante' del que tanto presumió Zapatero cuando era líder de la oposición para convertirlo en "cultura del pacto". Sabe que esa palabra, 'pacto', presidirá los nuevos tiempos políticos. Las encuestas no paran de dejarlo patente. Pero sabe que también se trata de un arma de doble filo: la mera posibilidad de convertirse en aliado del PP puede decepcionar a su electorado más crítico y arrojarlo en brazos de Podemos. Por eso se apresura a identificar el enemigo número 1 de su Alianza de Civilizaciones: las políticas de austeridad y los recortes del PP.
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