El paraíso de las Seychelles, amenazado por los piratas

  • Los piratas somalíes que secuestraron el buque español Alakrana en el Golfo de Adén y muchas otras embarcaciones –incluidas las turísticas- también acechan el archipiélago de las Seychelles, a más de 1.500 kilómetros de la costa africana. El turismo y la pesca, principales sectores del país, peligran y el Gobierno ha tenido que invertir 3 millones de dólares este año para conseguir unos océanos seguros.
El paraíso de las Seychelles peligra por culpa de los piratas
El paraíso de las Seychelles peligra por culpa de los piratas
Wikimedia
Tristan McConnell | GlobalPost

(Victoria, Seychelles). En las Seychelles uno se siente en el lugar más lejano donde haya podido estar jamás: miles de kilómetros de agua del océano Índico por los cuatro costados. Este aislamiento es en parte la razón por la que este archipiélago de 115 islas se ha convertido en un popular destino turístico.A más de 1.500 kilómetros de la costa de África oriental, las Seychelles son conocidas por sus playas paradisiacas, sus aguas cristalinas, arrecifes de coral y formaciones de granito. Las islas atraen a parejas en luna de miel y turistas acaudalados, que acuden a los numerosos complejos hoteleros de cinco estrellas dispersos por el archipiélago.

Sin embargo, las Seychelles se han ganado últimamente otra reputación que sus habitantes están ansiosos por quitarse de encima: los piratas somalíes están secuestrando buques y marineros en el Índico, y poniendo en peligro al mismo tiempo el futuro de este remoto país."La piratería es una verdadera amenaza para la supervivencia de la gente de las Seychelles", explica el ministro de Economía, Danny Faure. "El turismo y la pesca son los dos pilares de nuestra economía, y ambos necesitan que los océanos sean seguros".

El pasado octubre una pareja de británicos jubilados fue secuestrada a bordo de su barco, el Lynn Rival, a unos 100 kilómetros de la costa de las Seychelles. Todavía siguen retenidos, en Somalia, en tierra firme. Este incidente ha contribuido a espantar de las islas a turistas y navegantes aficionados.Los ataques a yates más grandes, como el que sufrió en 2008 el Le Ponant, de bandera francesa, afectó de lleno a la demanda de cruceros de lujo, lo que explicaría los numerosos huecos en el nuevo puerto deportivo de Eden Park, construida en terreno ganado al mar en Victoria, la capital del país.

Los numerosos secuestros a los barcos pesqueros que faenan en las ricas aguas en torno a las islas están consiguiendo además que los marineros busquen caladeros más seguros.Los piratas somalíes no solían llegar a actuar en las Seychelles. Pero a finales de 2008 las armadas internacionales enviaron patrullas al Golfo de Adén para proteger a los 22.000 barcos que cruzan el Canal de Suez cada año.Su éxito tuvo un efecto casi inmediato. Los grupos de piratas empezaron a sentir la presión y se adentraron más en el océano Índico, acercándose al archipiélago de coral y granito de las Seychelles.

En los últimos meses, el mayor número de ataques piratas se ha producido en torno a estas islas.La piratería remueve los pilares económicos, y el Gobierno de las Seychelles se está gastando millones de dólares para combatirla. El año pasado, Faure destinó 2,8 millones de dólares al ejército y a la guardia costera, y este año la cifra ha aumentado a 3 millones de dólares. "El Gobierno ha tenido que inyectar recursos extra a la vigilancia marítima", admite el ministro."Sufrimos una amenaza directa en nuestros caladeros y en el turismo, y tenemos que gastar más recursos para estar más vigilantes", indica.

Pero las Seychelles no disponen de demasiados recursos. Cuando comenzó a golpear con fuerza la piratería, la economía ya se encontraba en un estado frágil. Tras incumplir pagos de deuda en 2008, se eliminaron los controles al cambio de moneda extranjera, la rupia de Seychelles perdió más de la mitad de su valor y la inflación aumentó más de un 63 por ciento. Prácticamente todo lo que se consume en las islas se tiene que importar, por lo que el impacto en la vida cotidiana fue severo.

El gobernador del Banco Central fue destituido, y se eliminaron los subsidios estatales al transporte público, al combustible y los servicios públicos, provocando que los precios se disparasen. Un programa de privatización comenzó a venderlo prácticamente todo, desde el Seychelles Marketing Board y su plantilla sobredimensionada, hasta una curiosa lista de negocios propiedad del Gobierno, incluyendo una carnicería, una fábrica de tomate kétchup y un criadero de pollos.

Justo cuando estas tácticas de choque comenzaban a estabilizar la economía, llegaron los piratas, espantando por igual a pescadores y turistas.El sector atunero es el que ha salido peor parado. La pesca de atún dentro de las 870.000 kilómetros cuadrados de la zona económica exclusiva de las Seychelles se ha reducido un 45 por ciento, lo que ha tenido un efecto directo en los ingresos portuarios -que han caído un 30 por ciento respecto al año pasado- y en las licencias de pesca, por las que se recaudan unos 11 millones de euros (15 millones de dólares) al año.

Enormes pesqueros de arrastre de bandera francesa, española y de las Seychelles todavía desembarcan sus capturas en la ajetreada fábrica de enlatado de Puerto Victoria, la mayor en el océano Índico, pero las autoridades dicen que el año pasado abandonaron la flota de atuneros una quinta parte de los buques, debido a la inseguridad marítima.Los armadores que siguen acudiendo a la zona pagan ahora seguros adicionales y contratan a marines franceses y guardias de seguridad armados, que han logrado repeler con éxito algunos ataques de piratas desde que en 2009 se les autorizara a viajar a bordo de los atuneros, al igual que se hizo con los pesqueros españoles.

"La piratería ha causado una importante caída de la producción", aseguró Michel Goujon, director de la asociación de arrastreros francesa Orthongel, durante una conferencia internacional sobre atún celebrada este mes en las Seychelles."Al aumentar la piratería en torno a las Seychelles, la tripulación no se sentía segura en absoluto", dijo, para añadir después que la decisión de permitir a guardias armados a bordo supuso que los barcos pudiesen "reanudar su actividad en condiciones seguras".

*(Texto editado por lainformacion.com para adaptarlo al público español).

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