Martínez de Pisón rescata la presencia de judíos en la España de los 50 en 'La buena reputación'

  • El autor zaragozano Ignacio Martínez de Pisón ha rescatado la presencia de judíos en la España de los años 50, especialmente en Melilla, en su historia de familia 'La buena reputación' (Seix Barral), lo que responde a una curiosidad que sintió de un "rincón de España que estaba en la penumbra".
Martínez de Pisón rescata la presencia de judíos en la España de los 50 en 'La buena reputación'
Martínez de Pisón rescata la presencia de judíos en la España de los 50 en 'La buena reputación'

BARCELONA, 2 (EUROPAPRESS)

El autor zaragozano Ignacio Martínez de Pisón ha rescatado la presencia de judíos en la España de los años 50, especialmente en Melilla, en su historia de familia 'La buena reputación' (Seix Barral), lo que responde a una curiosidad que sintió de un "rincón de España que estaba en la penumbra".

Según ha explicado en rueda de prensa en Barcelona, le llamó la atención que no se hubiera escrito sobre este asunto: "Es una zona desconocida de la historia reciente", ha apuntado Pisón, que la ha reivindicado como una parte de la historia reciente desconocida pese a que la cultura contemporánea está plagada de referencias cinematográficas, televisivas y literarias judías filtradas por la cultura nortamericana.

"Nosotros hemos tenido también nuestros pequeños vestigios en la cultura española", ha remarcado Pisón, que ha asegurado que el mundo judío era para él bastante desconocido y hermético, y que desconocía la existencia de comunidades judías en la península, a la vez que ha remarcado que en el Protectorado del norte África se permitía a los musulmanes judíos practicar su religión, mientras que en la Península no había libertad de culto.

En la novela, Samuel y Mercedes contemplan con preocupación la inminente descolonización de Marruecos y el regreso de los españoles del Protectorado a la Península, y Pisón recrea cómo estaban organizados en minorías.NOVELAS DE FAMILIA

Pisón ha confesado su debilidad por las novelas de familia y ha asegurado que quería contar la historia de una herencia de "cómo alguien organiza las vidas de sus herederos, e impone a sus hijos y nietos unos destinos diferentes".

En los personajes "hay algo bíblico", ya que reproduce comportamientos míticos del Antiguo Testamento, y forma parte de la estructura atávica de los comportamientos familiares: "Es moderna, reciente, pero el fondo parece el Antiguo Testamento".

No obstante, mientras pensaba en esta historia tuvo la ocasión de viajar a Melilla, que le era desconocida, y se le presentó como escenario para ubicar la historia de familia, ha dicho Pisón.

Melilla había sido una fortaleza, y después creció como ciudad, incluyendo un éxodo de judíos de Marruecos que huían de sus poblados y se asentaron en un barrio: "Es la historia condensada de gran parte del mundo", asegura Pisón, y enumera capítulos como las potencias coloniales, la descolonización y la entrada de España en la Unión Europea (UE).

Aunque la valla de Melilla no sale en su libro, la historia tiene total vigencia, ha defendido, ya que refleja la realidad entre la opulencia de los países ricos europeos, y la miseria de los subsaharianos.CONFLICTO IDENTITARIO

Además, versa sobre el sentimiento identitario, ya que la proyección del Estado de Israel en 1948 motivó que muchos judíos de Melilla se marcharan a su patria, y muchos viajaran a la Península: "Hay choques de identidad y sentimiento de pertenencia", ha resumido Pisón, que pone en la novela a Samuel, judío de Melilla, como marido de Mercedes, hija de militar, católica y peninsular.

La necesidad de ella de recuperar su identidad genera una crisis conyugal y un viaje a Zaragoza, pasando por Málaga, que más tarde recorrerá de vuelta su hija, Miriam, para recuperar a la inversa sus raíces melillenses.

Según Pisón, su personaje Samuel es un individuo que trata de distinguirse del grupo al que pertenece rechazando parecerse a ningún estereotipo, lo contrario de lo que sucede con el nacionalismo catalán, ha señalado: "La melacolía catalanista del 'fem piña' es el insulto mayor para una persona que quiere usar su intelecto".

Según Pisón, la crisis ha generado en una búsqueda de protección dentro de la tribu, lo que ha dado lugar a un pensamiento tribal, donde las personas quedan reducidas a miembros bajo las consignas del grupo.

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