Dilma Rousseff suplica frenar el impeachmeant... triste, solitaria y final

  • En dos semanas exactas escuchará el veredicto de 81 senadores y todos los sondeos indican que será apartada definitivamente de la función pública.

    "Pido a los senadores que no realicen la injusticia de condenarme por un crimen que no cometí", ha manifestado la mujer en una carta abierta.

Dilma Rousseff.
Dilma Rousseff.
Diego Caldentey

Quedan exactamente dos semanas para un hecho que podría marcar definitivamente el final de 13 años de gobiernos de izquierda o progresistas en Brasil. En uno de los momentos más dramáticos de su vida, y seguramente en el peor de su recorrido político, Dilma Rousseff (ya apartada transitoriamente de su cargo como presidenta del país sudamericano) ha decidido jugarse una última carta.

Triste, solitaria y final, la mujer que llegó a ser una de las féminas más poderosas de América Latina, ha formulado una carta abierta al pueblo brasileño y al Senado para intentar frenar el último eslabón que resta para concretarse el proceso de 'impeachment' (destitución), que la apartará de la función pública (probablemente) para siempre.

El llamado agónico de Rousseff a sus compatriotas y políticos brasileños suena a aquellas últimas frases que expresan quienes se encuentran en los denominados 'corredores de la muerte' norteamericanos. En esos contextos, los reos saben cuál será su inexorable destino, y deciden hablar (o no) por última vez.

La petición de Dilma se parece a la de alguien que casi todos ven ya como un cadáver político, aunque ella se empeña en comentar que no ha cometido ningún crimen: "Pido a los senadores que no realicen la injusticia de condenarme por un crimen que no cometí. No existe injusticia más devastadora que condenar a un inocente. Será necesario que el Senado cierre el proceso de impeachment, reconociendo ante las pruebas irrefutables que no hubo crimen", ha manifestado en un mensaje leído ante la prensa en el Palacio de Alvorada.

Allí también repasó su carrera política, su tiempo de prisión y tortura durante la dictadura (1964-1985), y exhortó a los senadores a defender la democracia. En Dilma todo huele ya a pasado.

Quedan apenas nueve días para que comience la etapa final del juicio político contra Rousseff. Todos los sondeos indican que a final de mes terminará en Brasil el ciclo de más de 13 años de la izquierda en el poder. El mismo se había iniciado con la gestión de Lula da Silva, otro nombre complicadísimo ahora por el escándalo de corrupción que estremece al Gobierno.

"Brasil vive uno de los más dramáticos momentos de su historia. Daré mi apoyo irrestricto a la convocatoria de un plebiscito con el objetivo de consultar a la población sobre la realización anticipada de elecciones", ha anunciado Rousseff.

"Si se consuma el impeachment sin crimen de responsabilidad, tendríamos un golpe de Estado. El colegio electoral de 110 millones de electores sería sustituido por 81 senadores", ha manifestado.

Este es el principal argumento de la mujer y sus seguidores para intentar frenar 'in extremis' un proceso que parece consumado: consideran que si se aparta a Rousseff habría un golpe de Estado encubierto, ya que ella ganó las elecciones y no se respetaría la voluntad mayoritaria de los brasileños.

Rousseff acusa a Michelle Temer, actual presidente interino en funciones en Brasil, de haberla traicionado para llegar al poder apoyado por el Congreso y aplicar un programa liberal, alejado del sesgo que caracterizó a los gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) desde 2003.

Rousseff fue suspendida por el Senado el pasado 12 de mayo y debió dejar el Palacio presidencial con una pésima imagen popular. Brasil atraviesa una importante crisis económica y su partido está jaqueado por acusaciones de corrupción derivadas del escándalo de la petrolera estatal Petrobras.

Si el Senado la declara culpable, se convertirá en el segundo presidente en caer a manos del Congreso en 24 años. El anterior fue el hoy senador Fernando Collor, que apoya su destitución. Todo este contexto no puede ni ser maquillado por los actuales Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

El 31 de este mes, dentro de dos semanas exactas, Dilma escuchará su sentencia, muy pocos días después de la clausura de la cita olímpica. La oposición anticipa que el impeachment tendrá el apoyo de no menos de 60 senadores.

Rousseff podría recurrir a la Corte Suprema por considerar que hubo fallos en el proceso, un recurso muy endeble que puede agudizar aún más la pésima imagen del PT. "Yo estoy del lado correcto de la historia", acaba de repetir. El tiempo, como todo, seguramente se encargará de poner las cosas en su lugar y dictaminará si ella tenía razón o no.

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