Poner un cascabel al gato es una tortura para el animal y perjudica su oído

  • El término ‘cascabel’ está tan unido al gato que hasta Lope de Vega compuso una famosa poesía con ambos.

    Lo que para los humanos es un simple instrumento de localización de las mascotas, para los afectados es una tortura en sus oídos.

Los amantes de los gatos difunden el mensaje de que colocar un cascabel perjudica al propio animal.
Los amantes de los gatos difunden el mensaje de que colocar un cascabel perjudica al propio animal.
L.I.

Salió un ratón barbicano,/ colilargo, hociquirromo,/ y encrespando el grueso lomo,/ dijo al senado romano,/ después de hablar culto un rato:/ «¿Quién de todos ha de ser/ el que se atreva a poner/ ese cascabel al gato?

Así termina una famosa poesía de la comedia ‘La esclava de su galán’, escrita por Lope de Vega. Los últimos versos, inspirados en otros del fabulista Esopo en el siglo VI, se incrustaron en el lenguaje popular para describir esa situación en la que un riesgo reconocido por todos inhibe al conjunto de tomar las riendas para aplacarlo.

Colocar un cascabel al gato puede ser un deporte arriesgado para un ratón, pero no para un hombre. De ahí que muchos coloquen estas ruidosas bolitas en el cuello de sus gatos que les sirven para ubicar, mediante su constante tintineo, la posición de un animal taimado y huidizo por naturaleza.

Ahora bien, muchos piensan equivocadamente que este constante ruidito no molesta a nadie, y se equivocan. Molesta, y mucho, al propio gato.

Los felinos tienen un sentido del oído mucho más desarrollado que los humanos. Pueden percibir sonidos de 50.000 hercios, cuando los humanos llegan hasta los 20.000. Por otra parte, son animales que tienden al silencio, lo que ayuda a desarrollar su fino sentido del oído y a estar alerta a cualquier movimiento a su alrededor.

Gracias a esta agudeza auditiva, el gato podría cazar las presas necesarias para su sustento de no disponer de un amable dueño que lo alimente a diario. Cuando lleva un cascabel colgado a su cuello, sonando constantemente cada vez que se mueve, sus oídos se resienten. Si esto ocurre desde pequeños, y teniendo en cuenta que el gato es un animal que se mueve mucho, no se desarrollan bien su capacidad acústica.

Por esta razón, los expertos recomiendan evitar el cascabel. La mejor forma de tener colocado al animal es colocarles el correspondiente chip.

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