La batalla por Alepo es tan interminable como la guerra en Siria

  • La que fuera la segunda ciudad más importante de Siria es ahora un campo de batalla en el que están atrapados los civiles.

    Importante para el régimen y para los rebeldes, empezó a la par que la contienda en 2011, pero puede transformarse en una guerra de desgaste.

La batalla por el control de Alepo es la madre de las batallas en la larga guerra en Siria. Importante para el régimen y para los rebeldes, empezó a la par que la contienda en 2011, pero puede transformarse en una guerra de desgaste sin vencedores y la población civil como gran perdedor.

Los dos bandos están concentrando tropas e intentan por todos los medios apoderarse de esta localidad dividida desde el año 2012 entre los barrios del oeste, en poder del régimen, y los del este, bajo control de los insurgentes.

La batalla la libra el Ejército de la Conquista (Jaish al Fateh), principal fuerza que lucha contra el régimen que aglutina a una decena de facciones yihadistas y rebeldes apoyadas por Arabia Saudita, Catar y Turquía. Entre estos grupos se destaca la organización yihadista Fateh al Sham (ex Frente al Nosra, que se desvinculó recientemente de Al Qaeda) y los salafistas de Ahrar al Sham.

Según expertos militares, citados por AFP, la coalición cuenta con entre 30.000 y 40.000 hombres bien entrenados y muy motivados, de los cuales unos 10.000 están en Alepo. También incluye a miles de yihadistas procedentes del extranjero.

Dispone de tanques y de artillería incautada en parte al ejército sirio, así como de misiles antitanques TOW de fabricación estadounidense. Pero su arma más eficaz son los vehículos bomba y los ataques suicida.

Del lado del régimen, la batalla de Alepo corre a cargo del ejército y de las milicias de las Fuerzas de Defensa Nacional (FDN), así como de los combatientes procedentes de Irán, de Irak y del Hezbolá libanés. Según Almasdarnews, hay entre 30.000 y 40.000 hombres. Algunos son soldados aguerridos pero otros, reclutas poco motivados.

Las fuerzas del presidente sirio Bashar al Asad están dotadas de una potencia de fuego enorme, con tanques, artillería y sobre todo aviación, una ventaja considerable frente a los rebeldes, que carecen de aviones. Eso además del apoyo de Rusia.

¿Por qué es importante esta batallas?

'Se suponía que Alepo iba a ser la Bengasi siria, desde donde los rebeldes harían caer al régimen. Si la pierden completamente, sus zonas en el norte de Siria se encogerán', explica Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, refiriéndose a la segunda ciudad de Libia en la que se anunció la captura y la muerte del dirigente Muamar Gadafi.

Para el régimen, si Alepo cae, 'entrará en una dinámica de victoria', informa este experto del Washington Institute. 'Retomar Alepo significa poder espués rodear a los rebeldes en la provincia de Idleb. Se trata de demostrar su fuerza a toda Siria'.

La que fuera la segunda ciudad más importante de Siria es ahora un campo de batalla en el que están atrapados los civiles. Son cinco años viendo cómo caen las bombas del cielo, estallan los morteros y normalizan los ataques de gas con cloro sobre la población. Alepo arde.

'Todos los días hay heridos, todos los días enferma gente cuenta Abdulqader Habak, un activista que residen en la zona controlada por los rebeldes, al diario New York Times.

La vida es un poco mejor en la parte occidental de la ciudad, donde el gobierno del presidente Bashar al-Assad mantiene el control y no hay ataques aéreos. Sin embargo, las reservas de alimentos se han reducido, algunas zonas están sin agua y electricidad, y muchos temen que la capacidad de las fuerzas de Assad para protegerlos empiece a resentirse.

'He recorrido durante una hora la ciudad en busca de pollo sin resultado, asegura Safwan, un comerciante en el oeste de Alepo.  'Hay largas colas en las gasolineras, las estanterías están vacías y los hospitales desbordados de soldados, civiles y milicianos heridos', describe al diario neoyorquino.

 Los médicos de Alepo dan la voz de alarma 

Los últimos en dar la voz de alarma sobre la dramática situación en la ciudad son los pocos médicos que siguen en Alepo. 15 de los 35 facultativos que aún siguen atendiendo a más de 250.000 personas en los distritos insurgentes explican en una carta dirigida al presidente de EEUU, Barack Obama, queahora solo podemos decidir quién puede sobrevivir y quién tiene que morir. Una afirmación que refleja el infierno en la tierra en el que se ha convertido la que la ciudad industrial de Siria.

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