Payasos de Latinoamérica hacen frente a amenaza de clowns tenebrosos

"Koketina" se sorprendió cuando la noche de su llegada a México, en una de sus fotos de Facebook donde presumía de representar a Costa Rica en la XXI Convención Internacional de Payasos, leyó un comentario: "Cuando vea a uno de estos, dispare".

La anécdota la cuenta a la AFP Ana González a medio camino de transformarse en la payasita "Koketina", la base rosa sobre el rostro, los labios blancos. Ella considera que la amenaza se debió al creciente fenómeno internacional de gente que se viste de payaso para asustar.

"Inmediatamente borré a la persona, que no era amiga mía, pero como mi perfil es público, puso que me dispararan".

La oleada de bufones que asustan preocupa a la Hermandad de Payasos Latinos, sobre todo por las posibles reacciones de la gente: "Si ven una noticia de que nosotros somos malos, pueden sacar un machete o una pistola y matar a un payaso", dijo a AFP Tomás Morales, "Llantom", líder del gremio.

Por ello han iniciado una campaña que consiste en que los miembros de la hermandad y los casi 450 asistentes a la convención propaguen la consigna que gritaron durante una protesta callejera y con la que cerraron el encuentro este miércoles: "¡Somos payasos, no somos asesinos!".

También pidieron la ayuda de "los medios de comunicación para que verifiquen la información y no inventen casos de payasos que causan terror", dijo "Llantom".

El primer "payaso asesino" apareció en 2014 en un video de Youtube que muy pronto se volvió viral. Se trataba de una broma pesada. El asunto quedó en el olvido a pesar de que la misma casa productora realizó luego más videos.

Fue hasta agosto de 2016 que en Estados Unidos varios niños reportaron la existencia de "payasos tenebrosos" que los persiguieron.

"No lo veo nada divertido. El payaso hace reír, alegrar a la gente, no hay otra. El payaso tiene que hacer reír, pasársela bien, disfrutar lo que hace. El payaso no es solamente pintarse", dice el argentino Emanuel Emiliano "Pituto Fosforito" Fernández.

"¿Si tú me ves en la calle que harías?", pregunta ese payaso mientras tuerce los ojos, entreabre la boca como haciendo una "O" bien redonda y ladea la cabeza.

Su atuendo es sencillo, con maquillaje muy discreto: unos toques de rubor, algo de talco y los labios pintados. Viste un traje rosa que recuerda el zoot suit de la década de 1940, pero enorme.

Tan sólo en México, el fin de semana pasado fueron detenidos al menos diez adolescentes disfrazados que asustaban en calles de Mexicalí (noroeste) y Querétaro (centro). En redes sociales también aparecieron grupos que convocaban a cazar payasos.

"En América Latina somos como una esponja que absorbemos todo", dice el publicista chileno Roger Jara después de vestirse con peluca peliroja, gorra a cuadros y enormes zapatos para convertirse en "Piñoncito".

"Lo que ellos pretenden también con esos dientes, esos ojos terroríficos, es asustar, es aterrorizar. Es muy diferente a ponerse el traje, a llevarse este traje en el corazón, porque para nosotros es toda una vocación, la llevamos en el corazón y nosotros lo que tratamos de hacer es mover emociones, aparte de causar risa", dijo Jara.

El último en llegar a la improvisada sala de maquillaje es el psicólogo ecuatoriano Roberto Lema, payaso "Chavita", quien intenta ponerse su equipo de trabajo pero le gana la plática.

En su opinión, el asunto de los "payasos tenebrosos" se debe a lo que llama la "ciber fama", la cual define como la creencia de obtener dinero y fama sin trabajar a través de las redes.

"Hay una mala información de que si tú tienes cierta cantidad de likes (me gusta) o de visitas en tu video te vas a hacer millonario", comenta.

Para "Piñoncito", las apariciones en redes sociales son una estrategia de mercadeo previa al estreno del remake de la película "Eso" ("It"), basado en la novela homónima de Stephen King y cuyo personaje central es el payaso Pennywise, quien encarna todos los miedos de quienes lo conocen.

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