Tres tristes historias de japoneses que viven en cibercafés desde hace más de un año

    • En 2007, cerca de 5.400 japoneses vivían en cibercafés de forma indefinida.
    • Los bajos salarios y altos precios de alquiler hacen que muchos elijan esa opción.
Uno de los japoneses que vive en un cibercafé desde hace 16 meses.
Uno de los japoneses que vive en un cibercafé desde hace 16 meses.
Shiho Fukada
Gorka Ramos

Los cibercafés de Japón se han llenado en los últimos diez años de los llamados sub-empleados, ciudadanos de cualquier edad y sexo que alquilan pequeñísimas habitaciones sin ventanas y en condiciones límite para vivir. Empujados por los bajos sueldos y los alquileres demasiados altos, muchos japoneses ven en los cibercafé-hoteles la única opción que les queda antes que vivir en la calle.

Algunos de los cibercafés ofrecen 'habitaciones' con un pequeño lavabo, una ducha o servicio de lavandería. Por unos 1.920 yenes (casi 20 euros) los japoneses pueden pasar una noche en un cibercafé-hotel de tipo medio. Según las estadísticas que maneja el Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social de Japón, en el año 2007 más de 60.000 personas durmieron una noche en un cibercafé. Pero el dato preocupante es que 5.400 personas vivían en locales así de forma indefinida.

"Encontrar vecinos que me dejaran hacerles fotos no fue fácil. En 2009 comencé a esperar fuera de los cibercafés por la noche, acercándome a la gente que llegaba con sus maletas", explica Shiho Fukada. La fotoperiodista de origen japonés ha desarrollado su proyecto en parte gracias al Centro Pulitzer.

"La gente que vive en los cibercafés no están orgullosas de ello y quieren mantener su situación y condiciones de trabajo en secreto", dice Fukada en su reportaje para Bloomberg Businessweek. En el artículo recoge la experiencia de tres japoneses acostumbrados a dormir en un cibercafé-hotel.

Tadayuki Sakai. Después de trabajar durante 20 años en una empresa de tarjetas de crédito, las deudas provocaron que Sakai se mudase a un cibercafé. Desde entonces han pasado 16 meses y el japonés reconoce que ya está cansado de vivir en un cubículo de 1,3 por 2,6 metros. Ahora trabaja como teleoperador y temporalmente en la empresa de un conocido, donde espera conseguir un sitio mejor para mudarse.

Lisa. La joven de tan solo 18 años no ha querido dar sus apellidos. Vivía con su familia en Fukushima, pero tras el terremoto y tsunami de 2011 sus padres perdieron sus trabajos. Lisa y su madre se mudaron a Tokio para buscar un empleo, aunque después de 16 meses y 15 entrevistas, la joven sigue sin tener suerte. Los días que no tiene entrevista reconoce que se queda en el cibercafé tratando de obtener algún título en cursos en línea.

Fumiya. El guardia de seguridad de 27 lleva casi dos años viviendo en el cibercafé. Según cuenta, estuvo buscano un piso para compartir, pero los precios eran demasiado altos. Al principio empezó a alquilar el cubículo durante 12 horas para domir, aunque al poco pensó que era un sitio en el que podía instalarse. Está ahorrando para comprarse un piso, aunque reconoce que se gasta gran parte del sueldo en alcohol y en comida precocinada.

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