Los dueños del establecimiento recibieron a principios de este verano un burofax de Metro de Madrid por medio del que se les obligaba al cierre indefinido de su negocio el 3 de agosto. Entraba en vigor una nueva regulación de usos asociados a la infraestructura de la red interurbana que establecía que la estación debía contar con "un cuarto de residuos y aseos".
Pese a esta indicación, a la vuelta de las vacaciones de verano los propietarios decidieron reanudar sus labores. Ese mismo día, un trabajador de Metro y un vigilante de seguridad acudieron al local para recordarles que debían cesar su actividad, tal y como han hecho el resto de establecimientos, incluida la cafetería de la estación.
Pese a ello, los dueños decidieron continuar y emprender los trámites legales pertinentes ya que, según argumentan, tienen aún un contrato vigente. Piden con urgencia "una solución" ya que por ahora desde la compañía solo les han indicado que se trata de una inversión que no van a asumir al no contar con "partida presupuestaria" para ello. Los propietarios estarían dispuestos a asumir la mitad del coste de la inversión.
LAS OBRAS NO SE PUEDEN REALIZAR
Desde Metro de Madrid han señalado que no se trata de una cuestión de presupuesto, porque de ser así asumirían el coste como han hecho en otras estaciones de la red por la misma cuestión, sino que las obras que habría que realizar no son posibles puesto que la infraestructura de la estación no lo permite.
La compañía ha asegurado que, en estos momentos, se encuentran abiertos a cabo reuniones con los propietarios para "desbloquear" la situación. Además, han señalado que les han ofrecido, al igual que al resto de propietarios, el realojo en otra estación o la indemnización correspondiente.
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