Nueva movilización contra la reforma de la legislación laboral en Francia

Desfiles en París y provincia, emplazamientos petroleros bloqueados o paralizados, perturbaciones anunciadas en los puertos y las centrales eléctricas: los adversarios de la reforma laboral en Francia multiplican sus acciones este jueves para intentar doblegar al Gobierno socialista.

Los sindicatos convocan una nueva jornada nacional de movilización, la octava desde marzo contra un proyecto de ley que consideran lesivo para los derechos de los asalariados.

Una novena jornada está programada el 14 de junio, con una concentración única en París.

La movilización alcanzó un punto culminante el 31 de marzo: 390.000 manifestantes según la policía, 1,2 millones según los organizadores. Desde entonces, parecía ir a menos. La afluencia volvió a subir el 19 de mayo (128.000 a 400.000 personas).

Desde la semana pasada, la contestación va acompañada de piquetes de huelga.

Philippe Martinez, el líder de la CGT -central sindical que ha endurecido el conflicto desde hace unos días-, instó a "una generalización de la huelga".

Refinerías y depósitos petroleros se encuentran ahora en el epicentro del movimiento. Cinco de ocho refinerías estaban perturbadas el miércoles y más de 4.000 gasolineras carecían total o parcialmente de carburante, según unas aplicación de celular muy utilizada por los automovilistas para encontrar carburante.

Frente a estos bloqueos, el Gobierno ha optado por la mano dura y al amanecer mandó a las fuerzas del orden que desbloquearan depósitos.

"Haremos todo lo necesario para garantizar el aprovisionamiento de los franceses y de la economía", prometió el presidente François Hollande en Consejo de Ministros, según el portavoz gubernamental, Stéphane Le Foll.

El Estado ya utilizó el miércoles tres días de reservas estratégicas de productos petroleros, de los 115 disponibles.

El transporte del petróleo aún será más complicado este jueves con los paros laborales previstos en "la mayoría de los puertos", convocados por la federación CGT de puertos y estibadores. "Como respuesta a la represión" en el levantamiento del bloqueo de los accesos al depósito petrolero de Fos-sur-Mer, sur de Francia, el sindicato ha prolongado 24 horas su movimiento, hasta el viernes.

La actividad de varios puertos, como Saint-Nazaire, Lorient y Brest (este), fue perturbada los últimos días por movimientos sociales.

En primera línea en las refinerías y los puertos, la CGT ha querido propagar el movimiento a otro polo estratégico, las centrales eléctricas. Otro sindicato se ha asociado y pide a los empleados eléctricos y del gas que expresen su rechazo del proyecto de ley.

El texto, que el Gobierno impuso en el Parlamento por falta de mayoría, pretende liberar el mercado laboral cuando el paro se acerca al 10%. Pero sus detractores estiman que refuerza la precariedad de los asalariados.

El movimiento provoca asimismo perturbaciones en los transportes.

La compañía ferroviaria SNCF registra desde el miércoles su quinta huelga desde marzo.

La Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) recomendó a las compañías que reduzcan un 15% sus vuelos este jueves al aeropuerto parisino de Orly.

Ante el movimiento social, el Gobierno se muestra inflexible. "La CGT no dicta la ley en este país", lanzó el primer ministro francés, Manuel Valls, el miércoles en la Asamblea Nacional, y descartó la "retirada" del proyecto de ley.

Por su parte, la central CFDT, principal apoyo sindical del proyecto de ley, estimó también que una retirada sería "inaceptable".

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