Aída Avella, del largo exilio a candidata presidencial de la Unión Patriótica

  • El sindicalismo, la militancia comunista, un atentado que casi acaba con su vida y ser testigo del asesinato sistemático de sus compañeros de lucha es la historia de Aída Avella, quien regresó a Colombia tras 17 años de exilio para ser la candidata presidencial de la renacida Unión Patriótica.

Esther Rebollo

Bogotá, 8 feb.- El sindicalismo, la militancia comunista, un atentado que casi acaba con su vida y ser testigo del asesinato sistemático de sus compañeros de lucha es la historia de Aída Avella, quien regresó a Colombia tras 17 años de exilio para ser la candidata presidencial de la renacida Unión Patriótica.

Avella nació el 23 de enero de 1949 en Sogamoso, una localidad del departamento rural de Boyacá. "Soy una mujer normal y corriente de clase media, hija de un contador de pueblo y de una mamá que le tocó quedarse en la casa porque tuvo nueve hijos", explica a Efe al inicio del relato sobre su agitada vida.

A los 16 años ingresó en la Universidad Nacional, en Bogotá, donde se graduó en Pedagogía y Psicología, llegó a dirigente sindical, contribuyó a la creación de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y se desempeñó en el Ministerio de Educación.

Como militante comunista, se unió a la Unión Patriótica (UP), un partido nacido tras un acuerdo entre el Gobierno de Belisario Betancur (1982-1986) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y fue su presidenta entre 1991 y 1996.

La primera amenaza la recibió en 1973, como sindicalista, pero el atentado que casi termina con su vida ocurrió en la mañana del 7 de mayo de 1996, cuando se desplazaba por una autopista de Bogotá y desde otro vehículo le dispararon con un bazuca o lanzacohetes, además de varios tiros.

El milagro fue salir ilesa. "No me pasó nada, tengo un ángel de la guarda que le toca trabajar mucho", expresó, al recordar que inmediatamente, por recomendación de sus compañeros de partido, viajó a Suiza, donde vivió 17 años, seis meses y cuatro días.

Los ha contando uno a uno esos largos días de exilio, tiempo que dedicó a estudiar francés, a trabajar durante las mañanas como niñera y en una tienda de chocolates para volcarse de lleno por las tardes a la actividad política, la que nunca abandonó desde Ginebra.

A Suiza llegó con su esposo y dos hijos, hoy con 36 y 28 años, quienes le han dado tres nietos.

Aída fue durante ocho años representante permanente de la Federación Sindical Mundial y colaboró para la Federación Mundial de Mujeres Democráticas y la ONG Reiniciar, la que ayudó a muchos miembros de la Unión Patriótica a salir de Colombia como exiliados.

Y es que la UP padeció el asesinato sistemático de más de 3.000 de sus integrantes, entre ellos candidatos presidenciales, congresistas, alcaldes y concejales, después de que este partido lograra en 1986 el mejor resultado electoral de la izquierda colombiana hasta entonces.

"Tuvimos 14 parlamentarios entre Cámara y Senado y esto fue nuestro gran pecado, haberles quitado puestos. Se asustaron tanto que no resistieron ni siquiera el debate político", puntualizó.

Animada especialmente por el diálogo entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, Avella regresó el pasado diciembre a su país natal, el que no había pisado desde 1996, y lo hizo para participar en el V Congreso de la Unión Patriótica.

Esa histórica cita se celebró justo después de que el partido recuperara su personería jurídica, perdida tras el llamado "genocidio de la UP", un hito para la izquierda que coincide con los primeros acuerdos logrados en Cuba entre el Gobierno y la guerrilla.

"Me encuentro con un Congreso que no estaba en nuestros cálculos, muy grande, cruzado por emociones muy fuertes, era la noción de la supervivencia, de encontrarse con los amigos, de mirar las ideas que estaban tan fuertes como las dejamos", remarcó.

Esta mujer de mediana estatura, con un hablar pausado y con una gran experiencia política, la que fraguó ayudando a los exiliados colombianos que reclamaban ante la ONU en Ginebra, fue de esta manera proclamada candidata a la Presidencia para las elecciones del 25 de mayo próximo.

"Ese sentimiento del cambio, de lo que podemos todavía aportar, es lo que nos ha hecho quedarnos en Colombia", aseveró, mientras reconocía que sigue amenazada y que la última carta intimidatoria la recibió esta misma semana.

"Son los mismos", insiste varias veces durante la entrevista, al referirse a quienes la amenazan ahora, esas "fuerzas oscuras" que en el pasado estaban representadas por el Estado y los paramilitares.

Avella tiene claro que "si algún mérito tiene la izquierda en Colombia es haber sobrevivido a tantos años de persecución", y también de lucha política, la que le ha llevado a regresar incluso contra la voluntad de sus hijos.

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