EL ‘FRACKING’ PUEDE CONTAMINAR LAS FUENTES DE AGUA DURANTE AÑOS

Las aguas residuales liberadas en la extracción de petróleo o gas mediante ‘fracking’ o fractura hidráulica pueden contaminar durante años las fuentes hídricas de la zona donde se aplica esta técnica no convencional de extracción de petróleo o gas.
Ésta es la principal conclusión de un estudio realizado en Pensilvania (Estados Unidos) por 11 investigadores y publicado en la revista ‘Environmental Science & Technology’.
El ‘fracking’ es una técnica que consiste en inyectar a alta presión fluidos compuestos por agua, arena y aditivos químicos con el fin de romper las rocas y agrandar las fracturas para que los hidrocarburos que están atrapados acaben en el interior de un pozo y permitir así su extracción.
Según la Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés), el ‘fracking’ representó más de la mitad de la producción de petróleo y dos tercios de la producción de gas en este país en 2015 y se espera que ese porcentaje aumente a medida que más estados comiencen a adoptar esa práctica.
Aunque los estudios demuestran que la fractura hidráulica produce menos emisiones de efecto invernadero que métodos extrativos más antiguos como el carbón, el ‘fracking’ supone otras preocupaciones ambientales, sobre todo por el agua residual que produce, la cual contiene una multitud de contaminantes potencialmente peligrosos.
Sólo en 2015, los pozos de gas no convencional de Pensilvania produjeron casi 6.500 milloens de litros de aguas residuales. Aunque hay instalaciones dedicadas al tratamiento de esas aguas antes de que sean liberadas al medio ambiente, esos líquidos dejan intactos muchos de los contaminantes.
Para obtener una mejor comprensión del impacto de esos contaminantes en el medio ambiente, Bill Burgos, profesor de Ingeniería Ambiental de la Universidad Estatal de Pensilvania, y sus colegas estudiaron muestras de sedimento recolectadas en un embalse en el oeste de Pensilvania.
“En ciertos embalses, donde los sedimentos se acumulan con el tiempo, hay capas de sedimentos que son como anillos de un árbol, se pueden observar los sedimentos y capturar las muestras espacialmente compuestas”, apunta Burgos.
DOS TIPOS DE CONTAMINANTES ORGÁNICOS
El objetivo del estudio fue utilizar esos sedimentos para reconstruir la actividad industrial del petróleo y el gas entre 2008 y 2015 durante el auge del ‘fracking’ en Marcellus Shale (Pelsilvania), la mayor cuenca de gas de enquisto en Estados Unidos, con el fin de obtener una mejor comprensión del impacto de la eliminación de las aguas residuales de petróleo y gas no convencional.
Xiaofeng Liu, profesor asistente de ingeniería civil en la Universidad Estatal de Pensilvania, desarrolló un modelo informático para reconstruir las capas de sedimento. Los investigadores eligieron el lago del río Conemaugh (oeste de Pensilvania), que tiene una alta concentración de aguas residuales y una baja dilución de aguas residuales, así como un embalse controlado por presas.
Una vez que la ubicación fue decidida, el equipo comenzó a recolectar muestras. "Insertamos un tubo en el sedimento como si pusieras una paja en un granizado. Pones el pulgar sobre la paja y la sacas", dice Burgos.
En este caso, utilizaron tubos de drenaje agrícolas, tapas de plástico y cinta adhesiva para recolectar las muestras de sedimento, las cuales fueron congeladas inmediatamente para conservar el contenido y luego devueltas a un laboratorio en la Universidad Estatal de Pensilvania. Una vez allí, los investigadores empujaron hacia afuera las muestras y las cortaron en trozos.
"Los dividimos en diferentes secciones para que pudiéramos realizar diferentes análisis sobre ellos", apunta Nathaniel Warner, profesor asistente de ingeniería ambiental en la Universidad Estatal de Pensilvania y coautor del estudio.
Los investigadores, en colaboración con la Universidad Estatal de Colorado, buscaron marcas altas de radioactividad y midieron el agua porosa y los radioisótopos para determinar la edad de los sedimentos. También probaron la gran mineralogía y el tamaño de las partículas y de los granos, en un esfuerzo por desarrollar un perfil completo.
Los resultados determinaron que la descarga de aguas residuales de petróleo y gas impactó en la calidad del agua y la calidad del sedimento en una escala mayor de lo que se pensaba anteriormente. Grandes cantidades de aguas residuales de petróleo y gas con altas cargas de cloruro, bario, estroncio, radio y compuestos orgánicos dejaron altas concentraciones en los sedimentos y agua porosa.
Específicamente, se encontraron dos tipos importantes de contaminantes orgánicos: sustancias químicas perturbadoras del sistema endocrino (etoxilatos de nonilfenol) y carcinógenos (hidrocarburos aromáticos policíclicos). Las concentraciones más altas coincidieron con las capas de sedimento depositadas hace cinco o 10 años, durante el pico de la actividad de Marcellus Shale. "Los isótopos confirman que estos son residuos no convencionales de petróleo y gas", afirma Burgos.
El estudio mostró una caída significativa en la cantidad de contaminantes liberados en las aguas superficiales después de la prohibición voluntaria de descarga de residuos de Marcellus Shale solicitada por el Departamento de Protección Ambiental de Pensilvania, que comenzó en 2011, lo que sugiere son necesarias regulaciones más estrictas de las aguas residuales.

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