LOS ATAQUES DE TIBURONES A PERSONAS CAEN UN 15% EN TODO EL MUNDO

El año pasado se registraron 81 ataques no provocados de tiburones a personas en todo el mundo, lo que supone un 15% menos que en 2015, cuando se llegó a la cifra récord de 98 coincidiendo con un calentamiento en los océanos debido al fenómeno climático de ‘El Niño’.
Así consta en el Archivo Internacional de Ataques de Tiburones (ISAF, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Florida (Estados Unidos), cuya base de datos rastrea los incidentes mundiales con escualos y define ataques no provocados de tiburón los iniciados por uno de estos animales en su hábitat natural.
Los 81 casos del año pasado se acercan al promedio de 82 incidentes contabilizados de media en el último lustro, aunque George Burges, conservador del Archivo, perteneciente al Museo de Historia Natural de la Universidad de Florida, destaca que los ataques mundiales están en una lenta tendencia ascendente a medida que la población humana crece y los deportes acuáticos se vuelven más populares.
Burgess apunta que “un ataque de tiburón es un fenómeno humano” y explica que el aumento de 2015 estuvo relacionado por las aguas oceánicas más cálidas causadas por el fenómeno de ‘El Niño’. “Los tiburones son una parte natural del ecosistema, el océano es un ambiente extraño para los seres humanos y cuando entramos en el mar estamos entrando en la naturaleza”, precisa.
Cuatro de los ataques de 2016 fueron fatales para las personas, lo que supone seis muertos menos en comparación con 2015. Estados Unidos encabezó la lista mundial de ataques de tiburones a personas (53), aunque ninguno de ellos tuvo consecuencias mortales. La mayor parte de ellos se produjeron en Florida (32), que concentra cerca de un 40% de los incidentes mundiales. Hawái contabilizó 10 ataques, seguido de California (4), Carolina del Norte (3), Carolina del Sur (2) y Texas y Oregon (1 cada uno).
Australia registró 15 ataques de escualos a personas (dos de ellos fatales). Nueva Caledonia, archipiélago del Pacífico Sur, aparece como “un área de preocupación” con cuatro incidentes (dos terminaron con muerte de humanos), según Burgess, mientras que Sudáfrica tuvo menos caso de lo normal, con un único ataque no mortal.
DEPORTES ACUÁTICOS
Burgess subraya que muchas de estas embestidas podrían ser denominadas “interacciones humano-tiburón”, ya que no todos causan lesiones y pueden incluir desde un golpe doloroso de un escualo hasta una mordedura en una tabla de surf.
El 58% de los ataques de tiburón en todo el mundo estaban relacionados con deportes de tabla como el surf, el bodyboard y el paddle surf, que producen giros inesperados y salpicaduras con perturbaciones en el agua que pueden atraer a tiburones.
“Los tiburones se sienten atraídos por la actividad irregular, especialmente con las inevitables caídas y el gran chapoteo que sigue”, apunta Burgess, quien añade: “Si tienes un tiburón siguiendo el rastro es cuando a menudo va a golpear”.
Aunque los ataques de escualos han ido aumentando gradualmente, el número de incidentes fatales ha caído constantemente, según Lindsay French, administrador de bases de datos para el Programa de Investigación de Tiburones de la Universidad de Florida, que atribuye ese descenso a las mejores prácticas de seguridad en las playas, un mejor tratamiento médico y la creciente conciencia pública de cómo evitar situaciones potencialmente peligrosas.
Burgess precisa que las posibilidades de ser herido o muerto por un tiburón son “infinitesimales” y que la ISAF ofrece recomendaciones de cómo reducir el riesgo de ataque de un escualo o cómo defenderse de un tiburón atacante.
French y Burgess recalcan que muchas especies de tiburón están en declive mientras la población humana crece. Amenazados por la sobrepesca y la pérdida de hábitat, a estos animales marinos les es difícil recuperarse rápidamente por su lento proceso de maduración sexual, los embarazos duran un año y su larga vida, que son obstáculos para que aumenten sus poblaciones.

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