MADRID INICIA LA CAMPAÑA DE CONTROL DE ANIMALES ABATIDOS EN CAZA PARA CONSUMO ALIMENTARIO

La Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha iniciado el control sanitario de los animales silvestres abatidos en cacerías en la región y que irán al consumo alimentario, tras la apertura el pasado sábado de la temporada habilitada para la caza mayor.
En la campaña cinegética 2016-2017, la Dirección General de Salud Pública ha autorizado a 67 veterinarios colaboradores a que lleven a cabo el control sanitario de las piezas cazadas o abatidas que se destinan al autoconsumo, según informó este miércoles el Gobierno regional.
La normativa actual (Orden 2139/1996) obliga a que el veterinario colaborador realice la inspección en el lugar donde se realice la caza e inmediatamente después de que finalice la actividad cinegética.
El control sanitario comprende la inspección de las canales de los animales y sus vísceras, y el examen de investigación de triquinas en los jabalíes con el fin de descartar la presencia de larvas de este parásito.
Sanidad recordó que la normativa prohíbe la comercialización de piezas de carnes frescas y productos cárnicos procedentes de caza silvestre, excepto las carnes que son procesadas en una sala de tratamiento autorizada. El cazador puede satisfacer sus propias necesidades de consumo con las piezas abatidas, si bien es obligatorio someterla a la inspección del veterinario colaborador autorizado.
La consejería dirigida por Jesús Sánchez Martos indicó que los controles sanitarios de los animales silvestres previenen enfermedades que se transmiten a las personas a través de carne contaminada con gérmenes, fundamentalmente la triquina, presente en especies como el jabalí o el cerdo.
En la campaña 2015-2016, los veterinarios colaboradores llevaron a cabo un total de 707 inspecciones: 485 de piezas de caza destinadas al autoconsumo del propio cazador y 222 de piezas destinadas a salas de tratamiento de caza.
Durante ese periodo se decomisó la carne de 15 jabalíes destinada a su consumo al detectarse la presencia de larvas de triquina, evitando así su entrada en la cadena alimentaria.

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