EL INCENDIO DE DOÑANA AFECTÓ A MÁS DE 70 ESPECIES DE AVES Y 40 VARIEDADES DE PLANTAS

- Según SEO/BirdLife. El último incendio que se produjo en las inmediaciones del Parque Natural de Doñana, del que este domingo se cumple un mes, afectó a 70 especies de aves, a la mayor parte de los 38 mamíferos característicos del espacio y a cerca de 40 especies de plantas, según informó este domingo SEO/BirdLife.
Algunas de las conclusiones del informe ‘Doñana, un mes después de las llamas’, elaborado por esta ONG, confirmaron que “además de especies tan conocidas y amenazadas como el lince ibérico y el águila imperial ibérica, las llamas impactaron seriamente en otras como la ‘Linaria tursica’, una pequeña planta endémica que ha perdido más del 50% de su población por el fuego y que, de no recuperarse, se encaminaría hacia la extinción”.
Sin embargo, SEO/BirdLife estima que la recuperación total de la zona “es posible a largo plazo, siempre y cuando se actúe con absoluto respeto al espacio y se limiten todas las amenazas a las que está expuesta Doñana”.
Según destacó esta organización en un comunicado, los datos oficiales facilitados por el Plan Infoca, el incendio forestal afectó a una superficie de 8.486 hectáreas de arbolado y matorral, de un perímetro total de 10.900 hectáreas, quedando 2.414 hectáreas de superficie forestal intacta a modo de “islas verdes” en el interior del área calcinada.
Para Carlos Dávila, responsable de la oficina técnica de Doñana de SEO/BirdLife, “el impacto inmediato es la pérdida de biodiversidad y, posteriormente, el riesgo de erosión por quedar el suelo casi desnudo. Afortunadamente no se ha quemado todo y las diásporas de subpoblaciones cercanas pueden hacer que se recolonicen las zonas incendiadas”.
Según los censos de la organización, más de 70 especies de aves se han visto afectadas por el incendio, entre las que destacan las paseriformes como el jilguero, el verdecillo, el verderón, el pinzón, el carbonero, la curruca cabecinegra, el herrerillo o el rabilargo, entre otras. Además, la zona quemada era área de reproducción y campeo para un amplio número de aves rapaces nocturnas y diurnas, entre las que se encuentran especies gravemente amenazadas como el águila imperial ibérica, el milano real, la culebrera europea o el águila calzada.
En cuanto a la flora, el profesor de Botánica de la Universidad de Huelva, Pablo Hidalgo, afirmó que “alrededor de 40 especies de flora amenazada se localizan en la zona incendiada, incluyendo la ‘Linaria tursica’, una planta endémica que se ha visto muy gravemente afectada, estimándose que más del 50% de sus localidades mundiales se encontraban en la zona incendiada”.
En relación al hábitat, SEO/BirdLife advirtió que en las zonas afectadas se encuentran representados gran parte de los 38 mamíferos característicos de Doñana, como el tejón, el jabalí, el zorro, el meloncillo, la gineta o el erizo, así como roedores y lagomorfos, incluyendo también la presencia regular del amenazado lince ibérico.
Además, reptiles y anfibios como el camaleón, la lagartija colirroja, el tritón ibérico o la ranita meridional, están entre los animales más afectados por su limitada capacidad de desplazamiento.
El informe elaborado por esta ONG indica que las medidas de restauración deberían incluir la reducción o eliminación de las principales amenazas que afectan a los hábitats de interés comunitario de Doñana. Entre otras, “la sobreexplotación del acuífero, los cambios ilegales del uso del suelo, las explotaciones forestales, el exceso de carga ganadera, el turismo masificado estacional y la proliferación de especies oportunistas. Asimismo, es necesario anticipar los efectos del cambio climático, que conllevará una mayor recurrencia de los incendios forestales”.
Además, estima necesario actuar antes de la llegada de las lluvias de otoño para minimizar el efecto de lavado y pérdida de suelo, y del banco de semillas, en las zonas de mayor pendiente de los médanos del Asperillo (paleodunas), mediante el uso de barreras.
Asimismo, “es preciso eliminar los árboles muertos que puedan significar un peligro para la seguridad de las personas y de gran parte de la madera quemada para disminuir el riesgo de plagas. No toda la madera debe ser retirada ya que su presencia favorece la recolonización por la fauna”.

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