En la cuestión, consultada por Europa Press, la parlamentaria Mercedes Barranco recuerda que un macho adulto de quebrantahuesos, de seis años de edad, fue hallado muerto recientemente en el municipio granadino de Huéscar, en el Parque Natural Sierra de Castril, como consecuencia de la ingesta de un cebo envenenado de carbofurano, que es un insecticida muy tóxico que se utilizaba en cultivos de campo, según determinó la necropsia y análisis de la Junta.
El animal se había convertido en un firme candidato para conformar la tercera pareja territorial de Andalucía, según Podemos, que añade que, "lamentablemente", esta muerte se suma a la de Zafra en mayo del 2016, que fue envenenada en la localidad jiennense de Albánchez de Mágina y de Bujaraiza, y cuyo emisor dio su última ubicación coincidiendo con el episodio de envenenamiento de Zafra en el Parque Natural de Sierra Mágina.
Con la muerte de Huéscar, son trece los ejemplares muertos de los cuarenta liberados en la reintroducción de esta especie en las sierras de Cazorla, Segura y las Villas (Jaén) y la Sierra de Castril (Granada). En este mismo parque natural de la Sierra de Castril, en el año 2011 murieron envenenados otros dos ejemplares: por esta acción, el Juzgado de lo Penal de Granada ha condenado a la persona imputada.
Además, se encontraron muertos otros tres ejemplares; en este último caso, aunque la causa de la muerte no pudo ser confirmada, no puede descartarse que igualmente murieran envenenados. De hecho, en 2010 ya fue condenado otro ganadero de la zona a 18 meses de cárcel por colocar cebos envenenados a raíz de las investigaciones desarrolladas por otro quebrantahuesos muerto en abril de 2008.
Ante estos hechos, en 2011, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio paralizó de forma temporal la liberación de ejemplares durante más de un año y puso en marcha un proyecto de lucha contra el veneno denominado el programa de refuerzo de actuaciones para la erradicación del uso de venenos en el parque natural de la Sierra de Castril y en las vecinas sierras de La Cabrilla y del Pozo. Desde entonces, no habían muerto envenenados más ejemplares en la Sierra de Castril hasta el hallazgo de Huéscar.
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