Breivik, asesino de 77 personas, gana un juicio a Noruega por el trato en prisión

  • Fue sentenciado a 21 años de prisión prorrogables de forma indefinida, como responsable de los atentados y sin la atenuante de enfermedad mental.

    El fallo obliga al Estado a pagar los honorarios de los  abogados demandantes, que el tribunal estima en 35.800 euros aproximadamente. 

Breivik gana el jucio contra el Estado noruego por trato inhumano en prisión
Breivik gana el jucio contra el Estado noruego por trato inhumano en prisión
S.C./Agencias

Indignante e increíble. Breivik acaba de ganar un juicio al Estado noruego por trato inhumano en la cárcel. El 22 de julio de 2011, Anders Behring Breivik, el humano, mató a 77 personas en Noruega, ocho de ellas haciendo estallar una bomba cerca de la sede del gobierno en Oslo y 69, en su mayoría adolescentes, a balazos en un campamento de la juventud socialista en la isla de Utoya.

Breivik, asesino en serie sin piedad, se quejaba de la comida precocinada que le servían en la cárcel, una tortura peor que la "asfixia", del café frío y la cubertería de plástico. "Durante cinco años el Estado ha intentado matarme con este trato. Hubiera preferido que me dispararan antes que ser tratado peor que un animal", ha lamentado Breivik, quien ha señalado que solo el credo nazi le ha permitido seguir viviendo. El preso se queja de su celda de tres habitaciones y de tener trato diario solo con el personal de prisiones y otros profesionales.

Las familias de las víctimas ya pusieron el grito en el cielo, y lo pondrán más ahora.

Breivik, que hizo el saludo nazi el pasado 15 de marzo, al llegar al tribunal que juzgaba su demanda, ha ganado el litigio contra Noruega, en una decisión que abrirá las heridas aún sin cicatrizar de sus crímenes.

"La prohibición de tratos inhumanos y degradantes representa un valor fundamental en una sociedad democrática. Esta se aplica en todo caso, también en el tratamiento de terroristas y asesinos", ha afirmado el juez Helen Andenæs Sekulic en su fallo.

No obstante, "la Corte no encuentra violaciones sobre la cuestión del artículo 8 de la Convención Europea de Derechos Humanos", según el fallo. El Estado "tiene que pagar los honorarios de los abogados demandantes", que el tribunal estima en 35.800 euros aproximadamente.

La sentencia también señala que el Estado noruego no había violado el derecho de Breivik a una vida privada y familiar. El ultraderechista fue sentenciado a 21 años de prisión prorrogables de forma indefinida, como responsable de los atentados y sin la atenuante de enfermedad mental.Así vive el preso Breivik

Breivik dispone de su propia cinta para correr, una PlayStation, una bicicleta estática y un sillón reclinable con reposapiés. Para entretenerse el reo recibe periódicos, revistas, libros, puzles, vídeos en DVD y un discman para escuchar música.

Asimismo, Breivik ha declarado que encuentra "molestos y ofensivos" los regulares registros al desnudo y ha lamentado que se siente solo por no recibir visitas. "Lo peor es la soledad. Estoy encerrado 23 horas al día".Un lustro para matar

Había planeado el ataque durante cinco años. En la primavera de 2011 Breivik se había mudado al campo, asegurando a sus amigos que quería cultivar remolachas de azúcar.

Su plan, como quedó claro un par de meses más tarde, era otro: durante los meses que pasó en el campo antes de perpetrar el asesinato en masa el 22 de julio de 2011, Anders Breivik, el asesino de Utoya, trazó una cuidada operación asesina.

Fabricó con fertilizantes una bomba que mataría a 8 personas y heriría a más de 200. Después se entrenó, corriendo con mochilas con pesos, para la segunda parte de su ataque.

Tras el ataque con bomba, Breivik mató, de forma sistemática y sin dudarlo, a 67 personas más en la isla de Utoya.

Cuando la policía llegó a la isla, Breivik se identificó: "Soy un comandante de los Caballeros Templarios de Europa: somos parte del movimiento anti comunista y de resistencia noruego contra la islamización de Europa y Noruega".

Anders Breivik está condenado a 21 años de prisión, el máximo permitido en el país, pero lo más probable es que no logre salir nunca. Años después de matar a 77 personas, (dos murieron al huir de él en la isla de Utoya), no ha mostrado ningún arrepentimiento.

Sus amigos contaron ante el jurado que había expresado, antes del ataque, su rechazo al Islam, y que había empezado a escribir un libro sobre ello. Había acusado al Partido Laborista de permitir una inmigración en masa al país.

El mismo día de los ataques, Breivik publicó su manifiesto. En su documento: 2083: una declaración europea de independencia, el terrorista describía su ideología extremista.

Llamaba al Islam y al Marxismo cultural "el enemigo", y pedía la deportación de todos los musulmanes de Europa. Según aseguró, el objetivo de sus ataques era dar publicidad a su manifiesto y a su ideología.

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