Cocaína, morfina, metanfetamina... Hitler y el ejército nazi consumían de todo

  • Un libro del periodista Norman Ohler basado en los archivos del médico personal de Hitler desvela el gran consumo de drogas durante el III Reich.

    Hitler, según la publicación, se volvió un adicto a la cocaína y la heroína y llegó a consumir 74 tipos de fármacos diferentes.

Cocaína, morfina, metanfetamina... Hitler y el ejército nazi consumían de todo en la guerra
Cocaína, morfina, metanfetamina... Hitler y el ejército nazi consumían de todo en la guerra
M.L.

Puede que sea una de las explicaciones, si puede haberla, del delirio del dictador nazi. Adolf Hitler (y todo su ejército) se drogaba masívamente con cocaína, morfina y metanfetamina. Esta es la revelación del periodista alemán Norman Ohler en su libro 'El gran delirio: Hitler, drogas y el III Reich (Crítica)', donde el autor analiza y desgrana la importancia que tuvieron las drogas de todo tipo en el avance de la guerra y en el III Reich. Ohler cuenta que los soldados consumieron estimulantes que los mantenían despiertos hasta por 50 horas. Pero en el libro también queda claro que si bien el nazismo parecía organizado, el uso de las drogas pudo convertirlo en un completo caos.

Según el escritor alemán, la distribución de drogas a las filas nazis fue toda una realidad. Ohler ha estudiado y se ha basado en los documentos de Theodor Morell, que fue médico personal de Adolf Hitler. Encontró una carta de Martin Borrman en la que se dictaba una recomendación al galeno para que disminuyera la dosis de un medicamento que mantenía convaleciente a Hitler.

Se quiso crear una imagen de imbatibilidad de Hitler, un líder que nunca fallecía y que siempre estaba despierto. Fue el el doctor Fritz Hauschild el que desarrolló el medicamento que lograba mantener despiertos a los combatientes durante más de dos días y lo llamó Pervertin.

Según narra Norman Ohler, la idea de que los simpatizantes y combatientes estuvieran despiertos durante largas horas fue festajada por Hitler. “Cuando Hitler escuchó el plan para invadir Francia, a través de las montañas de Ardenas, le encantó. Sin embargo, un comandante le había dicho que era difícil hacerlo, pues es posible que en la noche tengan que descansar las tropas, lo cual los podría dejar atrapados en las montañas. Después de que el medicamento quedó a disposición, fue posible mantenerse durante tres días y tres noches en pie. Todos los comandantes de los tanques se convirtieron en adictos. (…) Si no fuera por esos fármacos, la invasión a Francia no hubiera sido posible”, relata el escritor.

También analiza la importancia de la metanfetamina entre la población alemana por parte del régimen nazi. Se administraron millones de dosis de esta sustancia a las tropas que debían resistir los tremendos esfuerzos que requerían las campañas bélicas: "Cuando la ideología no daba para más, se recurría a los fármacos",

El uso de los “medicamentos” fue mucho más allá. Un capítulo del libro explica que antes de que la Segunda Guerra Mundial finalizara, los marineros alemanes intentaron ingresar a Gran Bretaña con submarinos que solo podían ser pilotados por una persona. Sin embargo, conducirlos demandaba varios días de navegación, por lo que era necesario que los pilotos estuvieran despiertos por mucho tiempo. Para eso, el doctor Gerhard Orzechowsky, farmacólogo de la misión, ingenió una potente medicina basada en una goma de mascar de cocaína que mantendría a los soldados despiertos hasta siete días. La droga primero fue probada con prisioneros en los campos de concentración, los cuales caminaron durante varios días hasta caer al suelo producto del cansancio.

Sin embargo, cuando los marineros estaban dentro de los pequeños submarinos, estos sufrieron ataques psicóticos y hasta algunos terminaban por perderse hacia el objetivo militar.

Asimismo, luego de sus enfermedades en 1941, Hitler se volvió dependiente de las drogas. Prueba de esto, según el escritor, es el consumo de Eukodal, una droga similar a la heroína que lo volvía eufórico y que alcanzó a mezclar con cocaína que su médico personal le había prescrito para un problema de oídos. Un informe de 2014 detallaba también que Hitler llegó a consumir 74 tipos de fármacos durante su régimen.

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