Donald Trump o la sorpresa consumada

Probablemente, la elección presidencial de Estados Unidos comenzó en la madrugada del miércoles cuando el Atlético de Madrid celebraba su clasificación para la Champions. El senador Ted Cruz anunciaba su retirada  al ser vapuleado por Trump en las importantes primarias de Indiana. El millonario es, salvo catástrofe, el candidato republicano.

La sorpresa, para pasmo incluso de los propios dirigentes republicanos que nunca apostaron por él, es mucho mayor que la de la candidatura atlética al cetro europeo del fútbol. Ningún pronosticador pensó hace seis meses que Trump  tenía la menor posibilidad. Se había declarado simpatizante demócrata pocos años antes, nunca ha ejercido, algo excepcional, ningún cargo público, no ha recibido, a diferencia de sus rivales,  donaciones de millonarios o empresas conocidas y ha sido soezmente iconoclasta a lo largo de la campaña. Ha insultado a los latinos frontalmente y ha mostrado una descarada, y algunos piensan que estudiada, misoginia en sus declaraciones. Algo que, en la final, puede que le cueste muchos votos ante la demócrata H. Clinton pero que hasta ahora ha sido rentable. Su populismo le ha llevado a atacar a la emigración,  hasta ahora  resultó util, y a jugar la carta del género, es decir, evocar ante el votante masculino la amenaza que para su identidad representa el otro sexo.

Sus exabruptos nos pueden parecer ridículos, en la primarias, sin embargo, han funcionado. Ha arrasado, con frecuencia, en estados de claro desarrollo económico y nivel cultural.

Ridiculizado hasta el máximo, Obama bromeaba hace dias que Trump tiene un vasto conocimiento internacional, dado que se ha entrevistado con Miss Argentina, Miss Suecia, etc…las puyas  frecuentes no lo han parado. Trump expone soluciones simplistas que, con todo, parecen encontrar eco en la clase media blanca. La guerra de Irak fue un error, los americanos han de pasar a sus aliados parte de la factura de lo que gastan  para proteger a todos,  hay que sellar la frontera de Méjico con una gran valla, la globalización tiene más aspectos malos que buenos…

La última sorpresa, no es la confirmación de  que las fuerzas vivas han estado hasta anoche luchando por que Trump tropezara, es que el casi ungido candidato para la final ha derrotado a la poderosa, y aparentemente mayoritaria, ala conservadora de su partido. Los votantes republicanos no han querido entregar la corona a un tipo decididamente conservador como Cruz. Han preferido a alguien populista pero más centrado ideológicamente, alguien que no está en contra del aborto, que no se opone a la reforma sanitaria de Obama etc…