El dictador norcoreano Kim Jong-un, que apenas supera la treintena de edad -no se sabe a ciencia cierta su fecha de nacimiento- posee ya fuertes problemas de salud. En concreto, uno que afecta a muchos ciudadanos de países capitalistas: la obesidad.El líder tiene un problema gordo
El joven líder llegó a la presidencia de su país, Corea del Norte, con la muerte de su padre, Kim Jong-il, en 2011. Por aquel entonces, el dictador ya sufría problemas de sobrepeso y alcanzaba los 90 kilos, demasiado para su estatura, que ronda el 1,75 m.
Los servicios de inteligencia del país vecino, Corea del Sur, hablan de cómo en estos cinco años ha aumentado su peso hasta superar los 130 kilos. Además, sufre otras dolencias como insomnio o paranoia.
Si nos atenemos al índice de masa corporal (IMC), una herramienta sencilla y útil para clasificar el sobrepeso y la obesidad de los adultos, el resultado no deja lugar a dudas. Tras hacer la operación -dividir el peso en kilogramos entre el cuadrado de la altura en metros- obtenemos, para una altura de 1,75 m y un peso de 130 kilos, un IMC de 42,45; es decir, el dictador tiene un problema de obesidad de tipo III, la más grave. Tendría que pesar menos de 76 kilos para poder obtener un IMC inferior a 25, es decir, normal y saludable.
"Vigila las amenazas potenciales contra su seguridad personal y es probable que contraiga enfermedades debido a su manera compulsiva de comer y su afición por el alcohol", aseguró el Gobierno de Seúl.
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