Obama llega a Cuba en una visita histórica: "Es solo el primer paso"

  • La visita 'entierra' oficialmente la Guerra Fría y se produce diez meses antes de que el presidente de EE.UU. deje su cargo.

    El primer mandatario norteamericano tiene una apretada agenda en la isla, que incluye reuniones con pequeños empresarios y disidentes del régimen.

Barack y Michelle Obama, a su llegada a Cuba.
Barack y Michelle Obama, a su llegada a Cuba.
Diego Caldentey

Casi nueve décadas han pasado desde la última vez que un presidente de Estados Unidos pisó Cuba en visita oficial, y la imagen quedará congelada seguramente para la eternidad. Barack Obama ha hecho historia al aterrizar esta noche, a las 21.30 h, en La Habana, junto a su mujer Michelle y sus hijas, en un viaje cargado de simbolismos.

El presidente de EE.UU. ya está en suelo cubano. Tras el inicio de la 'era del deshielo', que comenzó a articularse en diciembre de 2014 entre ambos países, ahora busca acelerar los cambios de la posrevolución. Así ha saludo el presidente a los cubanos con un mensaje en Twitter.¿Que bolá Cuba? Just touched down here, looking forward to meeting and hearing directly from the Cuban people.— President Obama (@POTUS) 20 de marzo de 2016

Su visita imprime un nuevo rumbo, con consecuencias directas para política internacional, después de décadas de enfrentamientos entre dos países con modelos antagónicos.Es el primer paso

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha afirmado este domingo que su visita a Cuba es sólo "un primer paso" en la nueva relación entre ambos países, agregando que la misma tiene carácter "histórico".

En un encuentro con el personal de la Embajada estadounidense en La Habana, el mandatario ha recordado que "han pasado casi 90 años desde que un presidente estadounidense estuvo en Cuba". "Es maravilloso estar aquí", ha agregado.

"En 1928, el presidente (Calvin) Coolidge vino en un buque de guerra y tardó tres días en llegar. Yo he tardado sólo tres horas", ha bromeado, recalcando que es la primera vez que el Air Force One aterriza en territorio cubano.

"Esta es nuestra primera parada. Es una visita histórica y es una oportunidad histórica para interactuar de forma directa con el pueblo cubano", ha apuntado Obama.

Asimismo, ha abogado por aprovechar la visita para "alcanzar nuevos acuerdos, pactos comerciales, construir nuevos lazos entre ambos pueblos", así como para presentar su visión "de un futuro más brillante que el pasado"El deshielo

Esos conflictos a punto estuvieron de desencadenar guerras (como la trunca invasión por la bahía de Cochinos, en 1961, o la crisis de los misiles, en 1962). Una Guerra Fría en el medio también sirve para comprender la enorme magnitud que tiene este viaje. 

Algo comenzó a transformarse en la isla, desde 2011, hasta llegar a este instante crucial. Las tímidas reformas económicas emprendidas por el régimen de los hermanos Castro fueron la primera e inequívoca señal del inicio de un proceso que, en 2014, tuvo un giro inesperado, para abrir camino a un acercamiento que hoy es más palpable que nunca.

Cuba, uno de los últimos bastiones del comunismo, desea dar vuelta a la página de más de cinco décadas de fuerte distanciamiento y una asfixia económica prolongada y dolorosa. Estados Unidos, por su parte, busca a través de esta visita reforzar un cambio de imagen de ese nación poderosa y omnipresente que promovió intervenciones y consideró a América Latina como su patio trasero.

El desafío más importante de Obama es asegurarse de que sus avances con Cuba no puedan revertirse, sea quien sea el que le suceda en la Casa Blanca el año próximo, momento en que termina su mandato.

Tras haber arribado esta noche al aeropuerto José Martí, Obama se reunirá con los máximos responsables de la Iglesia católica en Cuba. Está prevista una reunión con el cardenal Jaime Ortega, un interlocutor clave del castrismo, quien medió con éxito para la liberación de presos políticos en 2010 y el Vaticano fue un intermediario para que Washington y La Habana acercaran posturas hace poco más de un año.

Mañana se producirá el esperado encuentro entre el primer mandatario norteamericano y su par cubano Raúl Castro. Esto ya forma parte del programa oficial de la visita. Primero, Obama depositará flores frente al monumento de José Martí en la Plaza de la Revolución, ya que así lo indica el protocolo diplomático. Después lo esperará Castro en el Palacio de la Revolución. Por la noche, los jefes de estado compartirán una cena.

A lo largo de esa jornada, Obama también se reunirá con pequeños y medianos empresarios en la isla. El encuentro con representantes del sector privado no es casual: significa un claro mensaje de apertura económica que el líder estadounidense quiere transmitir. Ese cónclave tendrá lugar en la Fábrica de Arte Cubano, situada en el barrio del Vedado.

El martes tal vez se produzca el hecho más importante que marcará la visita del presidente de EE.UU. Todas las miradas del país (y también de los analistas internacionales del planeta) apuntarán al Gran Teatro de La Habana. Allí Obama pronunciará un trascendente discurso.

Su mensaje será televisado en directo para toda la isla. Obama dedicará gran parte de sus palabras a la situación de los derechos humanos en Cuba, y también se referirá al exilio cubano afincado en el sur de Estados Unidos.

El presidente estadounidense también se reservará un hueco para reunirse con los disidentes. El mensaje será el de seguir abogando por los derechos civiles en la isla pese a su nueva política de diálogo. Al encuentro en la embajada estadounidense asistirán los disidentes Manuel Cuesta Morúa, José Daniel Ferrer y la bloguera y periodista opositora Yoani Sánchez.

En el final de la visita, Obama asistirá el martes a un histórico partido amistoso de béisbol entre el equipo de los Tampa Bay Rays, de Florida, y la selección nacional cubana. El encuentro se jugará en el emblemático Estadio Latinoamericano, remozado especialmente para la ocasión.

Cuando el programa oficial de actos haya culminado, un nuevo capítulo histórico entre Cuba y Estados Unidos habrá comenzado. El mundo no quedará exento de este hecho trascendente.

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