El Parlamento iraquí ha votado este pasado sábado a favor de la prohibición del consumo de bebidas alcohólicas en el país, so pena de multa, en un voto acelerado por los impulsores de la medida y que los críticos consideran como una prueba de la creciente influencia de los partidos religiosos en la vida cotidiana de la población.
Los defensores de la medida argumentan que va a favor de la Constitución iraquí, que prohíbe cualquier tipo de legislación que contradiga la ley islámica. Pero sus opositores consideran que viola otro precepto constitucional, el de la libertad de las minorías religiosas.
Además, estos últimos han criticado duramente los tiempos de una votación que ha tenido lugar cuando la atención del país entero está centrada en la ofensiva militar contra Estado Islámico en Mosul.
El consumo de alcohol no estaba prohibido en Irak pero era una práctica mal vista por el importante sector conservador -de hecho, una de los recreos más habituales es reunirse a beber a la orilla del Tigris-. Sea como fuere, quienes violen esta nueva ley recibirán multas aproximadas de entre 10.000 y 20.000 euros, que irán destinados en su totalidad a la financiación de organismos municipales.
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