Bahréin, otro aliado de EEUU tocado por la revolución

  • La monarquía petrolera de este pequeño estado en el Golfo Pérsico se ha encontrado de pronto con una revuelta que trata de emular la de Egipto. Estados Unidos puede temer por el fin de sus intereses en la zona: una estratégica base naval y el muro de contención que supone Bahréin frente al régimen chií y nuclear del vecino Irán.
Jon Jensen | GlobalPost

El líder:

El rey Hamad bin Isa Al Khalifa gobierna el pequeño estado del Golfo Pérsico desde 1999, cuando sucedió a su padre, Isa bin Salma.Desde su ascensión al trono, el rey Hamad comenzó una serie de reformas políticas, concediendo más derechos a las mujeres y poniendo fin a una era en la que Bahréin era conocido por su represión extrema y torturas brutales.

Ayudado por el récord en los precios del petróleo la pasada década, el monarca convirtió su archipiélago de segunda en uno que se mantiene a flote, con una renta per cápita de 40.400 dólares. El Estado obtiene un 70 por ciento de sus ingresos a través del petróleo, según la CÍA (el resto proviene principalmente de los mercados del aluminio, las finanzas y la construcción).

El rey de Bahréin ha creado fuertes lazos con Estados Unidos desde el principio de su gobierno, empezando por sus estudios en un Colegio de la Armada en el Fuerte Leavenworth de Kansas, y siguiendo por una importante base naval estadounidense en su territorio. Bahréin acoge en ella a la llamada "Quinta Flota", con dos baterías de misiles 'patriot', según los cables de WikiLeaks.

Las quejas:

Bahréin es el estado más pequeño del Golfo, con un tamaño ligeramente inferior a la ciudad de Nueva York. Pero sus divisiones sectarias son enormes.

El rey Hamad y su liderazgo suní en Bahréin mandan sobre los 1.039.000 habitantes del archipiélago (según el FMI, siendo el 40 por ciento extranjeros), la mayoría de los cuales son de la rama chií del islam.

Aunque Bahréin es tolerante con la religión, la mayoría chií (misma rama del islam con que gobierna Mahmud Ahmadineyad en el vecino Irán) se lleva quejando mucho tiempo de sufrir una discriminación política y económica, sobre todo en lo que se refiere a la representación en las altas esferas del Gobierno y la miseria que sufren algunas comunidades chiíes fuera de la capital.

Y aunque los diplomáticos estadounidenses han definido al rey Hamad como un líder que "entiende que Bahréin no puede prosperar si gobierna mediante la represión" –según los cables de WikiLeaks- varias organizaciones pro Derechos Humanos han criticado recientemente a esta monarquía por volver a emplear la tortura en los interrogatorios.

El momento:

Bahréin ha sido testigo de cierto número de pequeños enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad del Estado y la minoría chií desde 2007. Pero las protestas de esta semana están indudablemente influidas por el éxito de las revueltas en Túnez y Egipto.

El 15 de febrero los manifestantes acudieron directamente a la plaza de la Perla, una glorieta con gran afluencia de tráfico en la capital Manama. Se trata de un lugar similar a la plaza Tahrir –o de la Liberación- en El Cairo, centro de las manifestaciones que hicieron caer a Hosni Mubarak. De hecho, algunos manifestantes ya llaman a esta rotonda "el Tahrir de Bahréin". La policía ya ha levantado a la fuerza un campamento de manifestantes levantado aquí, causando los primeros muertos por las revueltas.

Las protestas:

Miles de manifestantes se han lanzado a las calles esta semana. Primero lo hicieron en pueblos chiíes cercanos a la capital. Aún así, los manifestantes insisten en que no se trata de una reivindicación religiosa. "Ni suní, ni chií, tan solo Bahréiní", reza uno de sus eslóganes. Dicen que lo que quieren es cambiar el status quo.

El ministerio del Interior del país asegura estar investigando los disturbios y las primeras muertes que se han producido en la capital, Manama.

Consecuencias:

Las repercusiones económicas y políticas de una revuelta prolongada en Bahréin serían de un impacto enorme en la región.

Los vecinos suníes del país, concretamente la monarquía de Arabia Saudí, comenzarían a recelar de que las protestas de Egipto se acabaran extendiendo hasta allí. Los saudíes temen la influencia iraní que podría llegar por su puerta trasera, Bahréin, solo separado del país gobernado por Mahmud Ahmadineyad por unos escasos 26 kilómetros al otro lado del Golfo.

Bahréin también es un gran aliado de Estados Unidos, ya que ofrece proximidad y un lugar estratégico para poner coto a esa influencia iraní. Ambos países mantienen un acuerdo de libre comercio desde 2006, a parte de la importante base naval ya mencionada (también importante en las distintas guerras contra Irak).

De hecho, Barack Obama pidió en agosto del año pasado un informe sobre posibles revueltas contra los regímenes árabes. Aunque puso especial interés en Egipto, el documento también incluía a Bahreín, Yemen y Jordania (donde también se están sucediendo las protestas).

*(Tema actualizado y completado por lainformacion.com).

Mostrar comentarios