Contra lluvia, viento y… huracanes: la 'Vieja Guardia' vigila la Tumba del Soldado Desconocido a pesar de Sandy

    • Desde 1948, los miembros del tercer Regimiento de Infantería del Ejército de EEUU hacen guardia las 24 horas frente al monumento que recuerda a los compañeros caídos en combate.

    • Nunca han abandonado su puesto, ni cuando en 2003 el huracán Isabel azotó Washington o cuando en enero de 2010 una tormenta de nieve paralizó la capital estadounidense.

La foto de tres militares empapados bajo la lluvia haciendo guardia frete a la Tumba del Soldado Desconocido en el cementerio de Arlington, en Washington DC, se ha convertido en la imagen más compartida en Twitter y Facebook durante las últimas horas. Los usuarios de redes sociales aseguran que corresponden a los miembros del tercer Regimiento de Infantería del Ejército de EEUU cumplen con su misión a pesar del castigo en forma de agua y viento al que les somete el huracán Sandy.

La instantánea no es real, corresponde a un cambio de guardia en medio de una tormenta que tuvo lugar el pasado mes de septiembre. Sin embargo, alejados del altavoz de las redes sociales, los soldados de la 'Vieja Guardia' –como se conoce al cuerpo de marines que cuida del monumento que recuerda a los compañeros caídos en combate– protegían con su vida el pedestal de granito de 72 toneladas con el que honran a los héroes anónimos de la patria, como vienen haciendo cada día desde 1948.

Los integrantes del tercer Regimiento de Infantería con base en Maryland nunca han faltado a su cita con el deber. Ni siquiera cuando en 2003 el huracán Isabel azotó Washington con virulencia o cuando, en enero de 2010, una intensa nevada –conocida como 'Snowmaggedon' paralizó la capital estadounidense durante varios días con acumulaciones de hasta 61 centímetros de nieve y temperaturas por debajo de los 13 grados bajo cero.

Las normas del cuerpo dicen que, cuando llueve o nieva, los oficiales de guardia pueden elegir completar su turno bajo una pequeña carpa de color verde situada frente al monumento. Casi nunca lo hacen, cuestión de orgullo.

"Los centinelas viven completamente entregados a su deber. Su dedicación es tal que ni siquiera las inclemencias climatológicas les molestan", asegura la web oficial de la 'Vieja Guardia', que puntualiza que el mal tiempo es un problema porque "haga frío o un calor sofocante, nunca abandonan su puesto".

Un espectáculo visual

Además de un ritual militar para honrar a los caídos en la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Vietnam, la Guerra de Corea, y los demás conflictos bélicos en los que ha participado el país, el cambio de guardia del tercer Regimiento de Infantería es un espectáculo visual que cada año atrae a decenas de miles de turistas a las colinas del cementerio de Arlington, frente a Washington DC.

En turnos de una hora, los miembros de la 'Vieja Guardia' caminan de extremo a extremo de la tumba con ritmo marcial. Llegado el momento, ceden su puesto a su relevo. Ese instante se celebra en que en ocasiones especiales como la fiesta nacional del 4 de julio con salvas de rifles y toques de corneta.

La guardia de honor del monumento a los caídos mantiene los más altos estándares del ejército de los Estados Unidos. Esos hombres y mujeres son elegidos con cuidado y entrenados de manera estricta. Su misión es proteger la tumba y juran evitar cualquier falta de respeto o profanación hacia ella.

El proceso de selección para este cuerpo especial, creado en 1784 y que también suele acompañar al presidente en actos ceremoniales, es tan exigente que el 80% de los aspirantes no pasa el corte. El primer requisito es medir entre 1,81 y 1,93 metros, y el contorno de su cintura no debe exceder los 76,2 centímetros.

Los soldados deben ser disciplinados, tener una actitud militar fuerte y poseer un aspecto aseado. Cada persona debe poder llevar a cabo perfectamente siete marchas, honores y ceremonias distintos. Debe aprender toda la información sobre la tumba, el Cementerio Nacional de Arlington, el ejército de los Estados Unidos y su unidad, además de prometer defenderlos con su vida.

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Roberto Arnaz
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