El Mossad, boicoteado por funcionarios israelíes

  • El servicio de inteligencia de Israel no cuenta desde la semana pasada con la ayuda de sus embajadores. Altos cargos del Ministerio de Exteriores están cortando la financiación a las operaciones de inteligencia al considerar que los espías obstaculizan su derecho a huelga.
El embajado israelí en Reino Unido, Ron Prosor (i) después de responder a las preguntas del Gobierno británico por el caso de los pasaportes en el atentado de Dubái.
El embajado israelí en Reino Unido, Ron Prosor (i) después de responder a las preguntas del Gobierno británico por el caso de los pasaportes en el atentado de Dubái.
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Matt Beynon Rees | GlobalPost

(Jerusalén, Israel). El servicio de inteligencia de Israel, el Mossad, goza de una fama casi sobrehumana para desarrollar complejas operaciones alrededor del mundo, así como por su habilidad para lograr información con la que otras agencias de espionaje tan sólo pueden soñar. Pese a sus fallos ocasionales, el Mossad parece a veces imbatible.

Pero esta maquinaria de espionaje que todo lo sabe, finalmente ha encontrado la horma de su zapato: el sindicato de trabajadores del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel.

Altos cargos del ministerio están cortando la financiación de las operaciones del Mossad que utilizan como base las embajadas de Israel alrededor del mundo. Lo hacen en protesta por lo que consideran una intromisión del Mossad al romper una huelga de los trabajadores del Ministerio de Exteriores.

Hanan Goder, presidente del Comité del Trabajadores del Estado, asegura que los diplomáticos están retirando toda la ayuda a los representantes del Mossad, excepto en situaciones de "vida o muerte".

El distanciamiento comenzó con la reciente visita del primer ministro Benjamin Netanyahu a Grecia. Se trataba de la primera vez que un jefe de gobierno de Israel visitaba Grecia, un país que se ha percibido tradicionalmente como anti-Israel. Era además un viaje en el que los conocimientos secretos del Mossad podrían resultar útiles. Después de todo, los militantes de izquierdas griegos (que recientemente paralizaron el país con sus protestas) amenazaron con una gran manifestación en contra de Netanyahu y numerosas calles de Atenas tuvieron que ser cerradas, especialmente en torno al Museo Judío, por temor a ataques terroristas.

El problema es que los empleados del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí intentaron usar este viaje de Netanyahu como medida de presión en la huelga que mantienen en demanda de un aumento salarial. Pero el Mossad intervino para facilitar el viaje, haciendo tareas que normalmente desempeñan los empleados del cuerpo diplomático. Eso ha sido interpretado como una forma de boicot a la huelga, y aunque Israel apenas tiene vínculos con el socialismo que lo modeló hace cuatro o cinco décadas, los sindicatos del sector público continúan siendo poderosos y firmes.

"Es inaceptable que el primer ministro haya usado otro cuerpo, que se encarga tan sólo de cuestiones de seguridad, para romper una huelga", dice Goder.

Pero el sindicato tiene algún as en la manga. Uno de sus afiliados en cada embajada es el encargado de pagar los gastos del jefe del equipo de Mossad local, y han decidido dejar de hacer esta tarea. El Mossad además no podrá utilizar a partir de ahora las valijas diplomáticas para transportar (supuestamente) documentos secretos. Las embajadas también dejarán de pagar los gastos escolares de los hijos de los espías. También podrían dejar de pagar los sueldos de estos agentes. Los funcionarios de Exteriores dicen que ya no ayudarán más a los miembros del Mossad con temas de visados ni tampoco les darán pasaporte diplomático.

El sindicato de los trabajadores envió una directiva a todos sus diplomáticos afiliados el pasado domingo ordenándoles cortar vínculos con el Mossad. "Su implicación en la ruptura de la huelga nos ha llevado a responder", explica Hanan Goder.

Y no es que sea fácil ser del Mossad en condiciones normales.

El Institute for Intelligence and Special Operations (Mossad significa instituto en hebreo), su nombre real, sin duda suspiró con alivio cuando un tribunal alemán dejó en libertad a uno de sus supuestos miembros la pasada semana. Uri Brodski, en libertad bajo fianza en Colonia, había sido extraditado desde Polonia acusado de formar parte en el asesinato por parte del Mossad de un captador de fondos para Hamas en Dubai en enero. Al final, los alemanes tan sólo le acusaron de obtener un pasaporte alemán de manera fraudulenta.

El atentado de Dubái fue criticado internacionalmente porque los agentes del Mossad supuestamente habían utilizado pasaportes falsificados de varios países europeos, lo que causó quejas de los gobiernos de Alemania, Irlanda y Gran Bretaña por uso fraudulento de documentos oficiales. Incluso en Israel se consideró que la operación había sido una metedura de pata. Los expertos en espionaje, sin embargo, dicen que operar con un pasaporte falso en un país "enemigo" sería demasiado peligroso.

Los agentes del Mossad en el mundo árabe tiene que usar pasaportes verdaderos (aunque falsificados) por si en algún momento se encuentran en apuros pueden contar con la ayuda de la embajada del país que lo emitió, lo que además dificulta su identificación como espías israelíes.

En caso de que se lo esté preguntando, ser identificado como espía de Israel en un país árabe pude ser una noticia muy, muy mala.

De momento no se ha producido una reacción en Israel a la postura del Ministerio de Exteriores respecto al Mossad.

"Es una locura que nadie esté hablando sobre esto", asegura Aaron Lerner, director del Independent Media Review and Analysis, un grupo de expertos israelí. "Seguro que está poniendo en dificultades las operaciones del Mossad".

Lerner dice que el sindicato de los trabajadores y los representantes del Ministerio de Hacienda que se oponen a aumentar el sueldo de los diplomáticos quieren demostrar que son fuertes. "No les importan las operaciones del Mossad", afirma, y cree que no cambiarán su postura rápidamente. Pero si el conflicto continúa, seguramente acabará provocando situaciones vergonzosas que harán palidecer a sindicalistas y espías.

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