El socialismo galo teme el 'efecto Pasok' tras el batacazo electoral

    • Laderecha domina en dos tercios de los departamentos francesesy la próxima cita electoral decisiva es en las legislativas de 2017, la pugna por el Elíseo.
    • Las reformas, los recortes, las divisiones internas y la cuestión ideológica amenazan al socialismo Hollande y Valls.
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La derrota del socialismo francés en las elecciones departamentales da lugar ahora a una reflexión calmada de los problemas que atraviesa la formación gala y por qué el electorado ha castigado en los comicios al desmembrado partido de François Hollande. Manuel Valls ya lo confesó el domingo por la noche, ha captado las inquietudes de los franceses tras la jornada electoral: "Los franceses han expresado su ira, su cansancio ante una vida cotidiana muy difícil. He escuchado el mensaje. Mi gobierno seguirá respondiendo".

Diarios como Le Figaro reseñan en sus editoriales que el socialismo galo podría enfrentarse al fenómeno de la "pasokización", como le ocurrió a la izquierda griega, que, de su fractura, terminó por no tener representación en el parlamento griego. Pero quizá este análisis es precicipitado y cabe más pararse a pensar en su estructura y sus problemas.

Sí que es cierto que Valls ha jugado con la terminología en sus intervenciones en la prensa, hay que recordar que en una entrevista concedida a Le Nouvelle Observateur el primer ministro ya habló de ideología y apostó por el regeneracionismo: "La izquierda está amenazada porque no ha logrado articular respuestas fuertes a cuestiones esenciales". Fue en esta ocasión cuando se aventuró a decir que la palabra "socialismo" quizá no era tan necesaria.

El batacazo del PS galo era algo que ya dejaban entrever los últimos sondeos, aunque también se equivocaron porque pronosticaban que el FN de Marine Le Pen se alzaría como la primera fuerza política, pero, al final, solo ha obtenido representación en dos departamentos o en niguno, como afirma en un análisis el diario francés Libèration. Sarko ha sido el gran triunfador, según las encuestas de CSA, pues habría obtenido entre 66 y 70 departamentos (principalmente en el norte de Francia) de los 110 que hay en total. Mientras, Hollande se tiene que conformar con gobernar en 27 o 31 y pierde casi los mismos.El "laissez faire" de los diputados socialistas

El escenario que se prevé ahora es difícil de aventurar. Los propios cabezas de partido, Valls, Hollande y Jean Christophe Cambadelis son conscientes de la división existente en las filas socialistas. No hay más que retornar al pasado reciente para ver el ambiente de votaciones que se vivió con la aprobación de la polémica Ley Macron. La disciplina de voto en Francia no tiene nada que ver con la de nuestro país, en España lo raro es que un diputado se desvíe en las votaciones, en Francia reina el "laissez faire". Lo que ocurrió en este caso es que los frondistas del PS se rebelaron contra el primer ministro Valls y tuvo que imponer el decretazo, un instrumento legal pero visto como excesivo y antidemocrático en nuestro país vecino.

La derecha domina en dos tercios de los departamentos franceses y la próxima cita electoral decisiva es en las legislativas de 2017, la pugna por el Elíseo. Ahí es donde el PS tiene que empezar a trabajar si quiere cambiar la intención del electorado. Sí que es cierto que Hollande y Valls han sabido gestionar como nadie la crisis del atentado de Charlie Hebdo y del supermercado de Porte des Vicennes. También dieron una rápida respuesta al atentado del Museo del Bardo en Túnez y lo han hecho la semana pasada con el trágico suceso del Airbus que se estrelló en la Alta Provenza francesa.Sarkozy reune a la "gran familia de la derecha"

Sarko ha llegado para quedarse. Se fue en 2012 teniendo que dejar la presidencia del Elíseo y con la sombra de las acusaciones del caso Bygmalion, el haber recibido financiación irregular para su campaña de hace tres años.

El pasado septiembre lo anunció a través de su Facebook: volvió y prometió. Anunció que sentaría las bases de un nuevo partido conservador de derechas, probablemente con ansias regeneracionsitas para la UMP. Regresó de su retiro político para "unir a la derecha". Y lo ha conseguido, ahora es el gran ganador de esta primera batalla electoral, pese al daño que recibió su imagen con los escándalos en los que estaba involucrado.

Está claro que con sus apelaciones al sentimiento republicano y a la "grandeur" de Franciaha conseguido convencer a los galos ante un partido socialista debilitado por las reformas, los recortes, la guerra ideológica y las peleas internas.

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