Cuando uno piensa en pobreza infantil, se imagina a niños de países tercermundistas –generalmente africanos– marcados por décadas de guerras civiles o larguísimas sequías. Ni siquiera se nos pasa por la cabeza en que tras la grandiosidad del Coliseo romano, los canales de Venecia o el Duomo de Milán se esconde uno de los mayores dramas de la Unión Europea: Italia es el país de la eurozona que cuenta con una tasa más elevada de pobreza infantil.
Casi dos millones de menores transalpinos se levantan hambrientos a diario, según un análisis sobre la infancia urbana publicado por Unicef el pasado 28 de febrero. Esto significa que cerca del 25% de los niños del país viven en la más absoluta de la pobreza. La situación es especialmente grave en las regiones del sur, sobre todo Sicilia, donde casi la mitad de los menores vive con menos de dos euros al día y sin acceso a los servicios básicos.
En el mejor de los casos, estos 'niños de la crisis' están escolarizados, aunque la mayoría ha abandonado las aulas para trabajar en las tareas del campo. Otros muchos pasan el día deambulando por las calles pidiendo limosna, e incluso algunos son empujados a la prostitución por sus propias familias.
La situación es "devastadora", ha asegurado Giacomo Guerrera, presidente en Italia de la organización de Naciones Unidas para la defensa de la infancia, en un comunicado de prensa. "En el país hay al menos 1,8 millones de niños viviendo bajo el umbral de la pobreza", reconoce Guerrera, para quién "el problema podría desaparecer si se convirtiese en una prioridad para las administraciones locales y el Gobierno central".
Sin embargo, con una economía hipotecada por la crisis de la deuda y los recortes exigidos por la UE, difícilmente el Gobierno del tecnócrata Mario Monti dedicará recursos extra a paliar la difícil situación por la que pasan decenas de miles de niños italianos que viven sin agua corriente, electricidad, alimentos o acceso a la sanidad.
Actualmente, Italia dedica únicamente el 4,4% de su gasto social en programas para la infancia, lo que significa que menos del 1,1% del Producto Interior Bruto (PIB) de la tercera economía de la eurozona se dedica a iniciativas para mejorar las condiciones de los infantes, como guarderías públicas que permitan a los padres dejar a sus hijos tutelados por profesionales mientras van a trabajar.
Los niños españoles, en riesgo de exclusión
La infancia es la etapa de la vida en la que hay mayor peligro de pobreza y exclusión social. Los menores son el grupo de edad más vulnerable, con un 27% de los menores de la UE en riesgo, por sólo el 23% de la población en edad de trabajar y el 20% de los jubilados, según el último informe publicado por Eurostat.
España e Italia son las potencias europeas con mayor porcentaje de niños en peligro de caer bajo el umbral de la pobreza, con datos que rondarían el 30%. Estas cifras son superiores incluso a las de países con economías teóricamente más vulnerables como Grecia, Irlanda o Portugal.
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