En Suecia del colegio a casa con preservativos de fresa en la mochila

  • Las clases de educación sexual, obligatorias para los jóvenes de 14 años en Suecia, disgustan a parte de la inmigración musulmana.
Markus Oscarsson – GlobalPost para lainformacion.com
Markus Oscarsson – GlobalPost para lainformacion.com

ESTOCOLMO – El uso correcto del preservativo, las posiciones sexuales y las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo son parte del currículo escolar de los alumnos de 14 años en cualquier instituto sueco.

Sin embargo, muchos inmigrantes musulmanes, que obligan a sus hijas y esposas a portar el velo como signo de modestia, no dejan que sus hijos asistan a clases.

Lo hacen gracias a una disposición, creada hace varias décadas que permitía a los alumnos católicos y judíos no cursar la asignatura de religión. Pero las cosas están a punto de cambiar ya que el gobierno ha propuesto dejar sin efecto dicha disposición y acabar con la exención.

Sin ella, los padres musulmanes ya no podrán evitar que sus hijos asistan a las clases obligatorias de educación sexual ni a las de educación física. "Todos los alumnos tienen derecho a participar en la educación escolar obligatoria, independientemente de que sus padres lo aprueben o no", declara Jan Bjorklund, secretario de Educación sueco.

Los padres musulmanes, que crecieron en países conservadores de Oriente Medio, se muestran escandalizados al ver que sus hijos e hijas regresan de la escuela con preservativos que les ha dado el profesor de biología.

Según una encuesta de la Universidad de Estocolmo, las adolescentes señalan que sus padres les prohíben asistir a estas clases porque contradicen la religión familiar o su cultura. Un 27% de las hijas de inmigrantes no cursa alguna asignatura escolar.

Opinión de un alumno

"Mis padres creen que la escuela no debería ofrecer ningún tipo de educación sexual. Dicen que no es un asunto escolar. Pero a mí, me parece interesante. Claro que no les enseño los preservativos [a mis padres]", declara Fátima Omed, de 14 años. Sus padres se trasladaron de Turquía a Suecia, pero ella ha vivido toda su vida en el país escandinavo. "En todo caso, no tengo previsto usar los preservativos por ahora", añade riéndose.

El número de alumnos cuyos padres les impiden asistir a clases de educación sexual aumentó considerablemente durante la guerra de Irak, cuando muchas familias musulmanas emigraron a Suecia. Entre 2003 y 2007, el país escandivano -de 10 millones de habitantes- otorgó el estatus de refugiado a unos 24.799 iraquíes. En Gran Bretaña sólo lo consiguieron 260 personas.

El gobierno de derechas de Suecia declaró que ha decidido actuar al ver el aumento de alumnos que no cursaban la asignatura [de educación sexual]. En comparación con los progenitores inmigrantes, los padres musulmanes nacidos en Suecia prácticamente no han aprovechado la exención que otorga la ley. Asimismo, las familias en que padres e hijos son inmigrantes son las que han expresado el mayor rechazo.

"Es un problema y normalmente el padre es el que más se queja, en especial si tiene una hija", explica Magnus Ericsson, profesor en uno de los principales institutos de Estocolmo.

Si bien la actitud protectora de los padres puede ser considerada noble y admirable, los médicos suecos sostienen que es contraproducente y potencialmente peligrosa para las jóvenes. Las clases están diseñadas para educar a los alumnos sobre temas sexuales antes de que cumplan los 15 años, la edad de consentimiento en Suecia.

Los alumnos aprenden sobre el VIH y el sida, la clamidia, el herpes o la hepatitis y otras enfermedades de transmisión sexual. También se reparten preservativos con sabor a fresa y naranja entre los alumnos. "Queremos prevenir tanto las enfermedades como los embarazos no deseados", declara Jonsson.

Asimismo, los alumnos aprenden que es normal tener relaciones sexuales con personas del mismo sexo y que es inaceptable molestar o acosar a los compañeros homosexuales. Suecia ofrece clases de educación sexual en las escuelas desde 1955 y se ha ganado la reputación de ser un país sexualmente liberal.

El año pasado, las tiendas estatales de productos farmacéuticos lanzaron una línea de juguetes sexuales para mujeres. La iniciativa fue financiada con los impuestos suecos y en cuestión de días se convirtieron en los más vendidos.

Algunos miembros de la oposición, de izquierdas, temen que algunas familias musulmanas estén tan disgustadas por el cambio de normativa que decidan sacar a sus hijos de las escuelas públicas, lo cual incrementaría la segregación en el país. Sin embargo, en líneas generales, el fin de la exención cuenta con el apoyo de todo el espectro político.

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