¿Entiende Europa al mundo árabe?

  • Francia quiere prohibir el uso del burka en los servicios públicos, Suiza ha prohibido la construcción de los minaretes en las mezquitas del país y España parece haber dado carpetazo a la reciente polémica del padrón de los inmigrantes en Vic y Torrejón de Ardoz. En muchos casos están implicados inmigrantes del mundo árabe, mayoritariamente musulmán, con unas sociedades que a pesar de su cercanía geográfica no siempre se entiende bien en Occidente.

Ferrán Izquierdo, experto en relaciones internacionales y el mundo árabe (Imagen cedida por Casa Árabe)
Ferrán Izquierdo, experto en relaciones internacionales y el mundo árabe (Imagen cedida por Casa Árabe)
Imagen cedida por Casa Árabe (Madrid)

El experto en Oriente Medio y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Barcelona, Ferrán Izquierdo, es el coordinador del libro "Poder y regímenes en el mundo árabe contemporáneo" (Ed. Bellaterra), un estudio realizado por 28 expertos españoles sobre los regímenes de países como Marruecos, Líbano, Egipto o Arabia Saudí y su relación con Occidente, presentado ayer por la noche en la Casa Árabe de Madrid.

En Irán, las últimas manifestaciones contra el régimen -apoyadas implícitamente por los países occidentales- han costado la vida a varias decenas de personas, y las protestas continúan. ¿Servirán de algo?

Servir, las reclamaciones de democracia siempre sirven, aunque el régimen se continúa manteniendo, sobre todo porque controla las rentas del petróleo que se mantiene en un precio alto desde hace unos años. Cuando esas mismas demandas de democracia se producen en otros países que son aliados directos nuestros –como el caso de Aminatu Haidar en El Sáhara- los gobiernos europeos no sólo no reclaman que se respeten los derechos humanos y se avance hacia la democracia, sino que se continúa apoyando a estos regímenes. Los gobiernos europeos y de Estados Unidos deberían aplicar el mismo rasero de presiones de cambio político que aplican a Teherán a todos los regímenes autoritarios, como Egipto, la monarquía marroquí o la saudí.

Además, la Unión Europea podría exigir más a estos regímenes mediterráneos, porque en todos los acuerdos de asociación [comercial] hay una cláusula de respeto a los derechos humanos y el avance hacia la democracia. Es muy sencillo: si no respetáis los derechos humanos, no os mantendremos las ventajas comerciales que os hemos dado. Pero no se hace.

En Europa se han repetido en los últimos meses diversas polémicas con la población inmigrante, especialmente la musulmana. ¿Qué opina sobre la propuesta de ley en Francia para impedir el uso del burka en los servicios públicos?

El burka no es una prenda que se utilice en ningún país árabe, sino sobre todo en Asia Central, en Afganistán. No tenemos que asociar estas prendas con una religión, ni mucho menos. La posición francesa de obligar –en lo que se refiere a la forma de vestir- es algo que acostumbra a traer problemas, pero depende de los ámbitos. Estoy de acuerdo en que en los ámbitos cercanos al Estado, como las escuelas, sobre todo se tiene que respetar la laicidad y esto implica no colocar crucifijos ni ningún símbolo religioso. Pero al mismo tiempo se tiene que respetar la libertad de elección de cualquier creencia. Este juego a veces es difícil, pero se tiene que hacer lo posible por respetar los ámbitos.

¿El uso del velo también es un tema controvertido: es cuestión de cultura, una expresión religiosa, de sumisión a Alá o de sumisión al hombre?
Con el pañuelo que tapa el cabello, que es lo más extendido, se dan todas estas situaciones. Lo curioso es que por una parte es evidente que tiene una dimensión de sumisión de la mujer, pero al mismo tiempo se está convirtiendo, especialmente en Europa, en una prenda reivindicativa de la mujer musulmana en contra de lo que siente como una represión. Hay cada vez más mujeres musulmanas que se ponen el velo para dejar clara su identidad religiosa, como un acto de protesta, [en contra de lo que entienden] como discriminación o racismo.

¿Esos brotes de racismo a qué se deben?
En muchos casos es por ignorancia o porque los inmigrantes muchas veces son personas pobres que en vez de generar un sentimiento de solidaridad, crean rechazo en nuestra sociedad. Pero no sólo eso. Muchas veces procede de alguien que quiere aprovechar eso para hacer campaña electoral. Tenemos el caso de Vic, en Cataluña, que ha pasado de ser un ejemplo en los procesos de integración de población inmigrante a que unos políticos intenten convertir esto en un problema para ganar votos, cuando las encuestas en Vic demuestran que no es una de las preocupaciones prioritarias de sus ciudadanos. Aquello que no era un problema se está transformando en una percepción que, si no se vigila, se puede convertir en racismo.

En noviembre, los ciudadanos suizos sorprendieron a la comunidad internacional votando en contra de la construcción de minaretes en el país. ¿Es éste un ejemplo de que en Occidente no entendemos el islam?
Es un ejemplo claro de la manipulación política. En Suiza hay literalmente cuatro minaretes. No hay más. En cambio han hecho una campaña, han buscado votos, un movimiento de opinión que se vaya a la extrema derecha creando un problema donde no lo hay. Sin embargo, consiguieron transmitir la idea y la gente votó efectivamente en contra de los minaretes. [Lo hicieron] con una enorme campaña publicitaria en la cual se presentaba la imagen del inmigrante como algo amenazador, muy similar a lo que se está creando en Vic.

En esto también parece haber influido en los últimos años el terrorismo yihadista.
Cuando hablamos de estos terroristas no estamos hablando de religión, sino del islam político. Y dentro de la política, los que utilizan la violencia son una parte ínfima que puede tener repercusiones muy duras, como el 11M, pero son una parte absolutamente ínfima que no se puede asociar de ninguna manera con una parte de la población. Sería como decir que los vascos son terroristas porque existe ETA.

¿Entendemos en España lo que significa el islam?
El islam no es más que una religión y como toda religión tiene distintas posiciones, unos creen una cosa y otros creen otra. El islam no se tiene que entender. Lo que pasa es que mezclamos a la inmigración con el islam, dos cosas completamente distintas y hay que tratarlas como tal. La religión se tiene que tratar con derechos iguales para todos. Otra cosa es la inmigración, que es un problema social, económico, de trabajo… En el momento en el que juntamos las cosas, que es lo que está ocurriendo, se está haciendo un discurso para descalificar al otro, para convertir al otro en un problema.

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