'Es una pesadilla': el impactante vídeo con el que el Ejército de EEUU trata de prevenir el consumo de droga entre los reclutas

    • La sustancia conocida como 'Sales de baño' provoca alucinaciones y paranoia.

    • Su uso por parte de personal militar, con acceso a armas de fuego, puede suponer un grave riesgo para la seguridad.

‘Es una pesadilla’: el vídeo con el que el Ejército de EEUU trata de prevenir el consumo de droga
‘Es una pesadilla’: el vídeo con el que el Ejército de EEUU trata de prevenir el consumo de droga
US Army
Roberto Arnaz

Las 'sales de baño' llenaron los titulares de medio mundo el pasado verano después de que esta droga de diseño de última generación motivase uno de los ataques más perturbadores y violentos que se recuerdan. En mayo pasado Rudy Eugene, un joven de Miami (Florida, EEUU), se comió a mordiscos el 75% del rostro de un mendigo mientras se encontraba bajo los efectos de esta sustancia de textura similar a la cocaína y que produce efectos alucinógenos. Fueron necesarios seis disparos de la policía para abatirlo.

El de Eugene no ha sido el único caso de canibalismo provocado por las 'sales de baño'. Un mes después, el pasado mes de junio, otro joven de Florida, Charles Baker, le arrancó un pedazo de brazo a un hombre indefenso.

Esta droga, la más peligrosa para la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), provoca un estado paranoico acompañado de alucinaciones, devastadores efectos que el Ejército de EEUU ha aprovechado para elaborar un impactante vídeo con el que pretende prevenir el uso de 'sales de baño' entre sus reclutas.

Esta sustancia es peligrosamente popular entre los soldados debido a que, a diferencia de la cocaína, la marihuana o la metanfetamina, sus componentes químicos son muy difíciles de detectar en los controles médicos rutinarios, según apuntan desde el servicio médico de la Armada estadounidense, promotor de la iniciativa.

Las 'sales de baño', y sus efectos, son especialmente peligrosos en el caso del personal militar que tiene acceso a armas de fuego. Además, a diferencia de otros estupefacientes, sus efectos han llegado a durar hasta 14 días en algunos usuarios.

Los consumidores presentan síntomas como calor excesivo y sudores, junto a un ritmo cardíaco y presión arterial excesivamente altos. A menudo aparecen convulsiones y para contrarrestarlas hacen falta fuertes dosis de tranquilizantes y, si baja el nivel de sedación, la paranoia y las alucinaciones vuelven.

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