El cerco diplomático se estrecha frente a Siria. Después de que prácticamente la totalidad del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas culpara al régimen de Al Asad de la matanza de el viernes pasado en Hula (con la notable excepción de Rusia), los gobiernos occidentales empiezan a mover sus fichas diplomáticas.
El Gobierno español ha decidido expulsar al embajador sirio en Madrid, Hussam Edin Aala, como respuesta a la represión del régimen de Bashar al Asad.
El Ministerio español de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha adoptado esta medida de forma coordinada con otros países europeos, como Francia y Alemania.
El Gobierno alemán ha expulsado al embajador Radwan Lufti. Según varios medios locales cuya información recoge Efe, Lufti fue citado en el ministerio de Exteriores y se le comunicó que tenía 72 horas para abandonar a Alemania.
El Gobierno alemán había expulsado en febrero a cuatro funcionarios de la embajada siria sospechosos de haber espiado a militantes de la oposición en el exilio.
Por su parte, el Gobierno francés y el británico han tomado hoy la misma medida con el embajador sirio en París.
Canadá y Australia también han llevado a cabo idéntica operación diplomática.
Esta acción se produce el mismo día en que Bashar al Asad recibe a Kofi Annan en Damasco, en un nuevo intento del enviado especial de Naciones Unidas para pedirle que respete el alto el fuego acordado en abril.
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