Los venezolanos ignoran al día de hoy qué tipo de cáncer fulminó a Hugo Chávez, pero sí recuerdan cómo se inició la decadencia física de su presidente allá por principios de mayo de 2011. Hace poco menos de dos años, el presidente venezolano suspendió una gira por Brasil, Ecuador y Cuba por una lesión en la rodilla izquierda.
"Yo tengo una lesión vieja en una rodilla, producto de los años mozos, de paracaidismo, beisbol y la vida de uno en el Ejército. Tengo una vieja lesión en la rodilla que nunca llegó a mayores, pero en los últimos meses vengo sintiendo molestias, dolor en la rodilla, que subía hacia el muslo izquierdo", explicaba por aquel entonces Chávez.
Tras semanas alejado de la actividad política, Chávez volvió a comparecer en televisión, en el programa 'Aló presidente' pero, en lugar de anunciar su recuperación, explicó que "el dolor persiste" y que no podría reanudar sus labores cotidianas.
Apenas dos semanas después, el 10 de junio de 2011, el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, informa desde La Habana (Cuba), que el presidente venezolano fue operado de un "absceso pélvico", que requirió una intervención quirúrgica de urgencia.
Un mes después, Chávez volvió a comparecer en público para explicar cómo los médicos cubanos le habían extraído "un tumor maligno del tamaño de una pelota de beisbol". Además, anticipó que volvería a la isla para recibir "un tratamiento de quimioterapia" para tratar de contener el cáncer que padecía, y del que nunca, ni siquiera hoy, se ofreció detalle alguno.
Una enfermedad 'secreta'
El 23 de septiembre de 2011, el líder venezolano vuelve a Caracas y da por concluido el tratamiento, confiado en su "plena recuperación" y en su victoria en las elecciones presidenciales de 2012.
Sin embargo, la alegría entre los chavistas duró poco: a mediados de febrero del año pasado Chávez anuncia que nuevos exámenes médicos en La Habana habían detectado la presencia de una "lesión" en el mismo lugar.
Lo único que se sabía de la dolencia de Chávez era que el tumor se encontraba en la zona pélvica. Esta circunstancia, unida a la falta de información oficial, disparó los rumores sobre un posible cáncer de próstata.
Pero la repentina recaída hace pensar a numerosos médicos venezolanos que sus colegas cubanos habían errado a la hora de diagnosticar un absceso pélvico en su primer examen. Las especulaciones clínicas apostaron entonces por un raro tipo de tumor, el leiomiosarcoma, desarrollado en el músculo liso de las paredes internas de la vejiga, que no dio síntomas hasta que fue extremadamente grande.
Recta final de la enfermedad
Una de las fechas claves en la paulatina decadencia de Hugo Chávez fue cuando, tras la victoria en las elecciones presidenciales el 7 de octubre de 2012, el electo mandatario fue incapaz de asistir a su propia toma de posesión por permanecer en Cuba luchando contra el cáncer. Su incomparecencia del pasado 10 de enero hizo saltar todas las alarmas sobre el estado de salud de Chávez.
El doctor José Rafael Marquina, el médico más popular de Venezuela con 436.000 seguidores en Twitter, fue tajante sobre la gravedad que intuía en la situación clínica del presidente: "En este momento no existe ningún tratamiento curativo sino paliativo para el dolor que está sufriendo. Chávez está en fase terminal y eso es irreversible".
Diagnóstico que confirmó, por primera vez de manera oficial el ministro de Información, Ernesto Villegas, la noche del 4 de marzo cuando anunció que "Chávez presenta una nueva y severa infección", pero que se mantenía "aferrado a Cristo". Los peores augurios se confirmaron al día siguiente, cuando el vicepresidente Nicolás Maduro anunció el fallecimiento del presidente venezolano a las 4.25 de la tarde.
¿Envenenado?
Tras dar la noticia, Maduro no dudó en asegurar que el cáncer del presidente Hugo Chávez ha sido inducido por "los enemigos de la patria", y anunció la creación de una comisión científica destinada a demostrar "que el comandante Hugo Chávez fue atacado".
Sin embargo, la comunidad científica internacional ha negado casi al unísono que la enfermedad se pueda transmitir a una persona sana. Según el blog del Presidente de la Sociedad Americana del Cáncer, el doctor de origen peruano Elmer Huerta, "es imposible que se pueda inocular un cáncer, ya sea por la vía oral (mezclado en una bebida o comida" o por una inyección en la vena, en la grasa o el músculo".
El oncólogo explica en su bitácora que "inyectadas, el sistema de defensa del receptor mataría inmediatamente a las células cancerosas trasplantadas". Además, tampoco considera viable la posibilidad de que alguien le administrase a Chávez una sustancia química o radioactiva para que esta desarrollase cáncer.
"Para que una sustancia química cause cáncer, se sabe que es necesario un larguísimo tiempo de exposición al elemento químico. Estamos hablando de dosis constantes y prolongadas durante muchos años", asegura el médico, que sentencia que "la idea de que una sola dosis del 'veneno' pueda causar cáncer no tiene fundamento científico".
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