Marine Le Pen ha reconfirmado su liderazgo en el Frente Nacional en un congreso sin sorpresas- el decimoquinto que celebra el partido- en el que la cara indiscutible de la extrema derecha francesa, sin adversario, ha recibido el cien por cien de los sufragios emitidos. Le Pen inicia así su segundo mandato a la cabeza de una formación fundada en 1972 por su padre, Jean Marie Le Pen, de 86 años. Los sondeos revalidan también su fuerza electoral, y otorgan al Frente Nacional un 30% de los votos en las presidenciales de 2017.
El ascenso electoral del Frente Nacional ha sido indiscutible. En las últimas elecciones europeas, el partido se convirtió en la primera fuerza política en Francia, con el 24'95% de los sufragios y cuenta también con dos representantes en el Senado. Le Pen está dispuesta a exprimir el éxito.
Para ello ha modulado parte del carácter radical de su padre- del que tomó las riendas en 2011- aunque sin renunciar a los principios inexcusables del partido, entre los que se encuentran un fuerte sentimiento anti-europeísta y un árido mensaje contra la inmigración.
En la votación han participado 22.000 de los 83.000 simpatizantes con que cuenta el partido. "Este apoyo total nos permite seguir adelante", ha dicho esta mañana Le Pen en declaraciones a la cadena BFM TV.
La dirigente está dispuesta a seguir con la saga familiar y así lo demuestra el hecho de que en su proyecto político haya integrado en los últimos tiempos a su sobrina, Marion Maréchal Le Pen, de 24 años, y que postula a la vicepresidencia.
En el Congreso, celebrado en Lyon, han participado varios partidos de la extrema derecha europea, como Rusia Unida, la Liga Norte italiana, el Vlaams Belang flamenco y el PVV holandés de Geert Wilders.
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