Llega a Bali una fábrica de chocolate que sería la envidia de Willy Wonka

  • Entre las palmeras de la famosa isla turística, los empresarios Benjamin Ripple y Frederick Schilling han abierto una fábrica de chocolate a la que sólo faltan los "Umpa Lumpa" para ser como la de la obra Charlie y la fábrica de chocolate de Roal Dahl.

Llega a Bali una fábrica de chocolate que sería la envidia de Willy Wonka
Llega a Bali una fábrica de chocolate que sería la envidia de Willy Wonka
Sara Schonhardt, Bali (Indonesia) | GlobalPost

El clima tropical de Indonesia puede que no sea el más idóneo para los fabricantes de chocolate, por no mencionar el hecho que los 240 millones de ciudadanos del país han preferido tradicionalmente las especias fuertes y el chile por delante de los dulces delicados.

Pero es aquí, entre las palmeras de esta célebre isla turística, en donde Benjamin Ripple, Frederick Schilling y su empresa Big Tree Farms han abierto una fábrica de chocolate que sería la envidia del mismísimo Willy Wonka.

La fábrica es magnífica por muchos motivos. Primero, porque se halla dentro de la mayor estructura comercial de bambú del mundo. Después, porque produce chocolate "puro", que es más saludable y es el favorito de los gurús del fitness. "Incluso te puede colocar", advierte Ripple antes de guiar a sus invitados durante una reciente prueba de degustación.

Pero lo que intriga a sus competidores y a los analistas de consumo es, sin embargo, por qué Big Tree Farms quiere abrirse mercado en Indonesia.

"Nos encantaría que nuestro mercado principal fuese Indonesia", admite Ripple, un hombre delgado y energético, de aspecto surfero, que anda descalzo por su oficina en la fábrica, en pantalones cortos y camisetas de algodón.

Los indonesios están comenzando a refinar su gusto por los dulces de calidad, explica. Y eso supone un enorme potencial en un mercado con una economía que crece rápidamente y una masa de consumidores de las más grandes de Asia.

El año pasado las ventas de chocolate en Indonesia aumentaron un 25 por ciento, alcanzando 1.100 millones de dólares; más o menos a la par que China pero por encima de los 744 millones de dólares en ventas de la India, según datos de la firma de investigación de mercados Mintel.

Este año se espera que las ventas aumenten a los 1.200 millones de dólares, ya que Indonesia continúa viendo cómo su crecimiento ronda el 6 por ciento y los centros comerciales con aire acondicionado florecen, indica Marcia Mogelonsky, analista de Mintel.

De momento, la mayor parte de las ventas en Indonesia las hacen empresas locales, como Ceres y Monggo, ésta última con sede en Java Central y líder en el sector.

Pero la competencia va camino de endurecerse, con toda una serie de empresas internacionales de bienes de consumo luchando para hacerse con una porción de la sustancial y creciente clase media.

Ripple asegura que Big Tree Farms todavía está desarrollando su estrategia de mercado para el país. Si bien el aspecto del chocolate puro se puede vender bien en EEUU, la moda de los alimentos vírgenes y "súper", o productos como los arándanos o la col rizada, con pocas calorías y ricos en nutrientes, no ha llegado aún a Indonesia, asegura.

Aún así, el consumo de chocolate comienza a asentarse.

En Menteng, un exclusivo barrio de Yakarta en donde vivió el presidente Suharto, Dapur Cokelat (Cocina de Chocolate) muestra en sus escaparates fuentes relucientes de cristal con bombones perfectamente alineados.

Después del colegio, los niños entran a compartir porciones de tarta de chocolate, acompañadas de bebidas chocolateadas. El local lleva abierto desde 2001, pero los gustos cambiantes de la población y sus carteras más boyantes han disparado su clientela en los últimos años.

Entre 2010 y 2011 el número de clientes ha aumentado en un 35 por ciento, asegura Adithya Pratama, encargada de marketing de Dapur Cokelat, una empresa familiar que crearon sus padres. "Hace unos años se veía el chocolate como un producto de lujo, algo que sólo se podía conseguir en un hotel", explica.

Pero el uso creciente del cacao local y una mayor oferta de fabricantes han hecho que sea un capricho más asequible.

Dapur Cokelat tiene ahora 11 locales en tres ciudades. Pratama, que se formó como chef de repostería en Sidney, contribuye a crear productos atractivos al paladar de la clase media indonesia.

Además de las típicas tartas de chocolate y bombones, la cadena vende ahora ting-tings, que son unos dulces de jengibre recubiertos de chocolate, y recibe encargos de tartas especiales.

El gusto por el chocolate comienza a popularizarse tanto entre la clase media (los indonesios que gastan entre 2 y 20 dólares al día, según el Banco Mundial), que muchos simplemente se encogen de hombros cuando se les pregunta por qué les gusta.

"A todo el que prueba el chocolate, le gusta", dice Kinan Kinanti, periodista de 25 años de una revista online.
Para asegurarse el mercado, Ripple dice que Big Tree Farms producirá chocolate puro y también clásico.

La barra más cara (de chocolate negro con certificado de origen ecológico) rondará los 2,75 dólares, casi la mitad de lo que costaría en el mercado de EEUU. Sus barras de chocolate clásico serán más asequibles, y llevarán el nombre de su lugar de origen y sabor. Como "Aceh afrutado", por ejemplo.

Mostrar comentarios