Los surfistas extremos son un problema en Taiwán

  • Las autoridades taiwanesas han prohibido surfear las olas provocadas por los tifones. Los surfistas no lo entienden, pero el origen del problema está en la brecha generacional, los mayores tampoco saben por qué tienen que meterse en el agua con olas tan grandes y peligrosas.
Las autoridades taiwanesas han prohibido surfear las olas provocadas por los tifones.
Las autoridades taiwanesas han prohibido surfear las olas provocadas por los tifones.
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Ralph Jennings, Taipei (Taiwán) | GlobalPost

Cada año por estas fechas, los tifones azotan Taiwán y provocan el pánico en la población con fuertes vientos y lluvias intensas capaces de sepultar a pueblos enteros en el barro.

Ahora una creciente demanda de derechos de los surfistas que practican el hang ten frente a las costas de las islas del Pacífico Oeste ha generado un nuevo tipo de tormenta.

Un grupo de unos 200 surfistas argumenta que los tifones generan olas perfectas. A pesar de la intensidad de las tormentas, estos surfistas empedernidos dicen que las condiciones son lo suficientemente seguras si sabes lo que estás haciendo, y les molestan los equipos de televisión local que les siguen a través de los aguaceros y las tormentas de viento para captar y retransmitir imágenes, que a menudo les crean dificultades con las autoridades.

Los Gobiernos de los condados han declarado ilegal surfear si hay tifones, autorizando a los equipos de salvamento a que obliguen a los infractores a regresar a la orilla y multarles con miles de euros si ponen cualquier tipo de resistencia. Estos surfistas dejan la escuela o el trabajo por las tormentas.

"Los tifones generan, probablementen las mejores olas para surfear en Taiwán, a pesar de que los guardacostas y los medios de comunicación nos odian por estar en el agua durante ese tiempo y, a mundo hacen una montaña de esto", explica Chris Hsia de 30 años, quien dirige un albergue para los surfistas en un segmento de la costa sur que es golpeada por más de cuatro o cinco tifones cada año.

El hecho revela una clara discrepancia entre un creciente grupo de jóvenes taiwaneses y la mayoría más conservadora que asocia los océanos con accidentes pesqueros y con el espectro de una batalla naval con China, a sólo 160 kilómetros de distancia.

Las muertes por deslizamientos de tierra o vientos fuertes en la tierra también han aumentado la vigilancia global durante los tifones, que suelen suceder desde junio hasta principios de noviembre.

Los tifones pueden generar olas de 3 metros para surfear a lo largo de las costas norte y este de Taiwán. Las mejores olas se producen justo antes o después de una tormenta, o a la altura de un tifón en alta mar que genera olas que no llegan a chocar con la costa del Pacífico oeste de la isla.

Durante un tifón fuera de temporada a principios del mes pasado, el surfista taiwanés Jonathan Yan se puso en posición vertical sobre una ola durante un minuto, por encima de los habituales 20 segundos. El Gobierno permitió surfear ese día, ya que el tifón no tocó tierra.

"No necesitamos ir a Hawai o a Bali. Lo podemos hacer bien aquí", dice Yan, de 34 años, un entrenador y socorrista profesional. "Pero la televisión nos hace quedar mal, como que estamos protestando".

El deporte, una vez dominado por expatriados occidentales ha despegado a nivel local en los últimos seis o siete años. Los taiwaneses ven a las celebridades locales pasar el tiempo en las playas, que a su vez se han vuelto más desarrolladas.

Algunos surfistas se rebelan en contra de los ancianos conservadores, mientras que otros tratan de vencer a los elementos o de establecer récords personales de carácter deportivo mientras las cámaras les filman.

Alrededor de 200 personas navegan en cada tifón, explica Clayton Wholley, un director general de origen australiano de la marca de equipamiento de surf Quiksilver en Taipei y que es un acreditado creador de tendencias para este deporte. Son parte de un grupo "establecido" cuyas habilidades y confianza han mejorado en la segunda mitad de la década, añade.

Pero mientras que los surfistas se arriesgan a estrellarse contra las rocas o a ser sepultados bajo el agua por las fuertes resacas, los dirigentes de los cuatro condados propensos a los tifones no dan oportunidades. Declaran la ilegalidad después de que la Oficina Central Meteorológica lance un aviso y después persiguen a los infractores.

"Somos preventivos por naturaleza, no nos interesa ver los desastres y después responder a ellos", asegura Chen Cheng-wen, director de prevención de desastres del departamento de bomberos del distrito de Taitung, donde una larga línea de costa del Pacífico atrae la atención de los surfistas de tifones. "Tenemos grandes olas aquí".

Debido a la aplicación de la ley en el país, añade, ningún surfista ha muerto o ha resultado gravemente herido en el condado en lo que va del año. Anualmente, pocos o ninguna personas muere practicando el sur, dice un portavoz del centro de respuesta a los desastres de la Agencia Nacional de Bomberos.

Los tifones suelen matar entre 10 y 20 personas al año en Taiwán, aunque en 2006 sólo murieron tres y en 2009 la cifra fue de 643.

Las cadenas locales de televisión que emiten imágenes de los surfistas de tifones lo pintan como un deporte demoníaco que va en contra de la razón.

Las autoridades creen que deben demostrar que pueden cumplir la ley, destaca George Hou, presidente del departamento de cine y televisión de la Universidad I-Shou de Taiwán. "Los medios de comunicación ponen deberes a la policía", añade Hou. "Los funcionarios del Gobierno tienen que seguir los temas que los medios de comunicación les asignan".

Las autoridades de otros lugares como Bali y México, han permitido navegar en todas las condiciones, apuntan los entusiastas viajeros de Taiwán. Los dirigentes de los condados de Taiwán, arguyen, simplemente se han posicionado en el lado conservador de la brecha generacional que hay en Taiwán.

"Es un reflejo directo de la cultura local. Es muy protector y conservador, y esta es la forma en que enseñan a los niños a evitar el peligro", dice David Lin, de 46 años, un surfista taiwanés de 23 años. "Este tipo de valores están matando a los niños".

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