¿Qué decir a padres de niños asesinados? Cinco frases que deben escuchar

  • ¿Se puede vivir tras una tragedia tan traumática? "La experiencia demuestra que sí es posible, si se siguen los pasos adecuados"
Padres Gabriel
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Mónica Pereira, psicóloga del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, ha visto multitud de rostros destrozados por el dolor. Ha prestado su ayuda en diferentes tragedias con muertes múltiples, como los atentados del 15M o accidentes aéreos como el de Spanair. En 14 años de experiencia, ha podido condensar cinco frases para tratar a los familiares de las víctimas de tragedias como la matanza de niños perpetrada en Conneticut.

1. "Darte permiso para sufrir, y no hagas caso a quien te diga lo contrario, aunque sea un amigo"

Según Pereira, "estamos en una sociedad que no tolera fácilmente el sufrimiento, ni siquiera el de los demás". Esto explica que se hayan acuñado expresiones de consuelo como "tienes que olvidar lo sucedido, dejarlo atrás" o "hay que salir del pozo". Muchas de estas revelan un ánimo de ayuda, pero también de intolerancia. Los demás no siempre soportan muy bien el padecimiento humano, ni siquiera el ajeno.

"Esta sociedad está tan acostumbrada al bienestar que tiende instintivamente a rechazar reacciones humanas muy naturales, como el dolor ante una tragedia". Y el dolor es inherente a cualquier episodio trágico. Cuando llega un dolor inexorable, tratar de evitarlo o huir de él sólo sirve para prolongar el tiempo de restablecimiento.

2. "No te saltes ninguna etapa del proceso que vas a vivir"

Cuando la vida da un palo tan terrible, los psicólogos observan que las personas que han sufrido el golpe (o sus amigos, familiares, allegados, etc) atraviesan cuatro etapas psicológicas:

a) Shock: sorpresa e incredulidad al recibir la noticia.

b) Enfado: rabia por lo que ha sucedido y porque nadie lo haya evitado.

c) Culpa: búsqueda de un responsable al que atribuir la tragedia. En ocasiones las culpabilidades se proyectan sobre uno mismo y pueden acabar en suicidio.

d) Aceptación: reinicio de la vida cotidiana que se tenía antes de la tragedia.

Cada una de estas etapas forma parte de un proceso natural. Las personas tendrán que aceptar la realidad, aunque resulte dura de aceptar; se enfadarán en mayor o menor medida. Tratarán de mirar a su alrededor para identificar a posibles culpables, los cuales a veces existen y otras no.

La no existencia de responsables humanos (caso de catástrofes naturales) facilita más la superación de la tragedia que cuando ocurre lo contrario.

En cualquier caso, aunque no todas las personas deben recorrer todas las etapas, no se puede llegar a la etapa definitiva, la de aceptación, sin haber superado las anteriores. "Negarse a aceptar alguno de esos momentos puede ser perjudicial: hay depresiones que brotan al cabo de los años cuyo origen está en no haber vivido bien cada una de estas etapas psicológicas, que son tan naturales como necesarias", recuerda Pereira.

3. "Respeta el tiempo que necesitas, no sólo tú, también los tuyos"

Cada persona es un mundo, sobre todo a la hora de afrontar dificultades como estas. Cada uno lo supera como puede. Hay quien lo hace antes, hay quien tarda muchísimo más. En casos como los de Newtown, con la pérdida violenta de hijos pequeños, no es raro que se produzcan casos de divorcio. "Esto ocurre porque los cónyuges no reparan en el momento psicológico que está viviendo el otro", informa Mónica Pereira.

Como muestra, pone un ejemplo de pelea frecuente: un progenitor quiere desmantelar inmediatamente la habitación de su hijo muerto en una tragedia y el otro quiere dejarla como está. Cuando estas diferencias no se gestionan a tiempo o con ayuda profesional, puede desembocar en separaciones o divorcios.

4. "No bajes la guardia mientras no se cumpla un año de la tragedia"

Los primeros aniversarios constituyen pequeñas pruebas para evaluar el estado emocional de cada persona que sufra una desgracia. En el caso de los padres niños de los muertos en la guardería, pronto vivirán la primeras navidades sin ellos. A ese momento se añadirán otros, como sus primeros "cumpleaños ausentes", el de sus padres o hermanos, hasta llegar al primer año de su muerte. Esos momento suelen ser muy dolorosos, "pues se vuelve a experimentar la sintomatología inicial", por lo que los psicólogos creen que es bueno, para confirmar una aceptación plena de los hechos, que haya transcurrido al menos un año.

5. "El ser humano tiene capacidad para mejorar como persona, incluso tras una tragedia como la que has vivido"

Aunque sea verdad, esta quinta frase nunca se debe decir a una víctima en sus primeros momento de duelo; sí puede resultar útil, como argumento terapéutico, en las etapas posteriores del tratamiento psicológico. A medida que pasa el tiempo, las víctimas de una desgracia son conscientes de muchas realidades que antes le parecían lejanas: su capacidad de resistencia, su generosidad, su serenidad, su empatía. Una compañera psicóloga de Mónica Pereira cuyo padre acababa de fallecer, le confesaba lo siguiente: "he aprendido que puedo vivir sin él, que le tengo que agradecer muchísimas cosas, que puedo sufrir momentos de dolor, que sé cómo se sienten las personas que han vivido una pérdida semejante...".

Si se respetan las características personales de cada individuo, se puede ayudar a superar una tragedia. El tiempo, sin duda, es un gran aliado, sobre todo si se acompaña de los pasos adecuados.

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