Solidarios en Acción: Dos por uno, hogar y escuela para los niños camboyanos

  • La historia reciente de Camboya está plagada de guerras, lo que ha provocado que no se den allí las condiciones necesarias para un desarrollo social en condiciones. La población camboyana, una de las más jóvenes de Asia, quiere centrarse en sus niños. Una ONG española trabaja allí desde hace más de 20 años. El objetivo: cumplir sueños de pequeños y grandes.

'Si no estuviese aquí, estaría viviendo en Osmach [población fronteriza con Tailandia]. Allí están todos mis amigos del pueblo, que han dejado la escuela y ahora trabajan como ilegales en Tailandia'. Odom tiene 17 años y es uno de los 100 jóvenes que viven en el centro Metta Karuna en Tahen (Camboya).

 

La realidad de Camboya es una de las más olvidadas del mundo,según SAUCE, la ONG española que coordina el centro. Los treinta años de guerra en pleno siglo XX asolaron el país hacen que se encuentre en el puesto 124 de 169 en el índice de Desarrollo Humano elaborado por la ONU. La sociedad camboyana, que hasta entonces era familiar y religiosa, vivió bajo el régimen del miedo impuesto por el dictador Pol Pot.

Pero después de esos años oscuros, si algo se ha resentido en Camboya ha sido el sistema educativo. En uno de los países más jóvenes de Asia, donde el 50 por ciento de la población tiene menos de 18 años, la formación es clave para el futuro del país.

La educación es lo primero

Aunque los niveles de alfabetización han mejorado en los últimos años, todavía hay obstáculos para que los jóvenes puedan ir al colegio. 'Vine a estudiar aquí porque en mi pueblo no tenemos escuela', explica Odom. Además, la zona en la que vivía Odom está plagada de minas anti persona, su padre y un primo han sido víctimas de estos 'horribles artefactos', como los define este adolescente camboyano

Pari tiene trece años. El mismo año en que nacía, Pol Pot fallecía. Doce meses después, los seguidores que quedaban del dictador se rendían, pero las consecuencias todavía se sienten en Camboya. El padre de Pari enfermó de polio y tuvo que dejar de trabajar. Toda la carga fue para su madre, que desde hace dos años ve cómo su hija recibe una buena educación y alimentación. 'Me gusta leer y cantar, y cuando sea mayor quiero ser profesora de guardería', dice contenta Pari.

Para muchos, un hogar

Tahen es una pequeña comunidad rural de 200 familias, a unos 15 kilómetros al sur de la ciudad de Battambang. La mayoría de sus habitantes se dedican al cultivo del arroz, pero solo la mitad de las familias tienen un una plantación propia. El resto trabaja para otros familiares o vecinos.

Hogar Karuna, así se conoce en Tahen al centro de SAUCE. Allí los niños pueden salir de situaciones familiares difíciles y les ofrecen condiciones propicias para acceder a la escuela. De no ser por este proyecto, 'no habría podido ir a la escuela, tendría que haber buscado un trabajo para ayudar económicamente en casa', dice Pirrea, uno de los 60 niños que estudian bachillerato en el centro.

Pero el proyecto que Monseñor Enrique Figaredo (conocido como Kike) comenzó allí en 1990 tiene en cuenta la necesidad de que los jóvenes ayuden a la economía del pueblo. Por la tardes y una vez que tienen los deberes hechos, 'los pequeños miembros' de la comunidad ayudan en los arrozales, limpian la granja o colaboran en la escuela de música y danza, según el plan de SAUCE.

Recuperar una zona para ayudar al país

Los conflictos que han padecido los camboyanos desde 1969 han producido que la mayoría de las infraestructuras o incluso los recursos naturales del país hayan quedado destruidos.

'Los cambios han sido enormes', explica Ma Da, la líder de la comunidad de Tahen. 'Tratamos de mostrar a los niños que el esfuerzo y el estudio son el camino al desarrollo', dice orgullosa la responsable de Metta Karuna.

Para la ONG, el mejor reflejo de la unión que promueven en la comunidad es el comedor. Cada día, más de 150 niños reciben los alimentos como recompensa de sus esfuerzos.

Mientras, Camboya se encuentra en plena crisis político militar con Tailandia. El problema está en su frontera común, un conflicto que comenzó en 2008, cuando la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad el templo hindú de Preah Vihear se incluyó territorio camboyanos. Aunque Tailandia ya no reclama la soberanía del templo, si exige varios kilómetros cuadrados cercanos.

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Santiago Zarraga
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