Los supervivientes del hotel Rigopiano se alimentaron con hielo para no morir

"Mi nombre es Giorgia Galassi y estoy viva". A las 11:00 horas de la mañana del viernes 20 de enero, cuando los equipos de rescate consiguieron localizar con vida a diez personas en el hotel Rigopiano de Italia, sepultado por un alud durante los tres temblores que se registraron en el país dos días antes. "Perdí la noción del tiempo, y todavía no la he encontrado", explica la joven al 'Corriere della Sera'.

"El hambre solo era remota. No había alimentos. Lo único que comimos fue el hielo que teníamos alrededor" bajo una estructura que no dejaba de "crujir".

Esta universitaria estuvo casi 58 horas atrapada junto a su novio, Vicenzo, dueño de una pizzería en Giulianova. "Estaba convencida de que el temblor final llegaría" -en alusión a los temblores-. La pareja se encontraba a las 17:40 horas del viernes en el vestíbulo del hotel, sentados en un sofá de mimbre frente a la chimenea, bebían una taza de té cuando se produjo el alud. "Se vino todo abajo alrededor de mi novio y yo no entendía nada". Consiguieron subir a la planta superior de las instalaciones, que tenía cuatro habitaciones que se comunicaban entre sí. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que estaban aislados.

"No se oía nada. Nuestras voces hicieron eco y Vincenzo me explicó que era el efecto de la nieve". "Tuve la sensación de que estaba encerrada en una capa con nieve".

El hotel pidió ayuda por e-mail, pero fue ignorado

"Los clientes están aterrorizados por los terremotos y han decidido estar al descubierto fuera del hotel. Hay dos metros de nieve y en nuestra estructura están por el momento doce habitaciones ocupadas. El gasóleo para alimentar el grupo electrógeno terminará mañana. Los teléfonos están fuera de servicio. Hemos intentado tranquilizar a los clientes, pero no pudiendo partir porque las carreteras están bloqueadas, están dispuestos a pasar la noche en sus coches". Este es el contenido del e-mail que el director del hotel Rigopiano envió a las autoridades de Pescara poco antes de la tragedia. 

Este lunes se ha conocido el contenido de esa alarma, en la que se describía "una situación preocupante". La solicitud de ayuda, sin embargo, fue ignorada.Se refugiaron en la cocina 

Por otra parte, el impacto de la avalancha movió el hotel al menos diez metros del lugar en el que se encontraba. Según han confirmado los socorristas, entre el primer grupo que consiguió escapar del infierno varios se refugiaron en la cocina del establecimiento durante más de 40 horas.

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"Tuvimos la sensación de que el impacto nos hizo hundirnos en el suelo", explica Giorgia, que cuenta cómo el resto de supervivientes también aseguraba lo mismo. "No encontramos a una chica que estaba buscando a su novio y a otro hombre en Roma, que había sido golpeado por una viga y estaba herido", relata la joven, para agregar que se comunicaron sobre todo con una madre y su hijo. "También estaba en la sala de la chimenea... Nos podíamos comunicar con los demás, pero no tocarlos", afirma. "Estaba todo muy oscuro", explica el novio de la joven. "Decidimos poner luz con los móviles".

"Los niños se han portado muy bien, no les oí llorar en ningún momento". Giorgia relata que ella sí lloró más de una vez, sobre todo, cuando se despertó al día siguiente del alud y no vio ni escuchó a nadie. "Mi novio fue fuerte para todo el grupo; de vez en cuando le oía susurrar canciones", explica emocionada.

Giorgia es una de las diez supervivientes que puede contarlo. Los servicios de rescate italianos continúan esforzándose para localizar a las 24 personas que todavía permanecen desaparecidas.