El dominó magrebí comienza en Mauritania y acaba en Egipto, pero en este caso llega hasta Oriente Próximo. Tras semanas de continuas protestas, los tunecinos consiguieron echar a su ex presidente del país, la primera pieza en caer. A partir de ahora podemos mirar hacia el norte de África y esperar nuevos reclamos democráticos.
La huída de Zine el Abidine Ben Alí , ex presidente de Túnez, el pasado viernes fue el primer paso hacia el cambio político en el país. Todos los vecinos del Magreb parecen haber tomado apuntes, y se han quedado con algunas ideas. Egipto, Argelia y Jordania ya han comenzado las protestas, las exigencias son las mismas que las de los tunecinos: más calidad de vida y más democracia.
¿Una moda peligrosa?
El 17 de diciembre, Mohamed Bouazizi se quemó a lo bonzo en la ciudad tunecina de Sidi Bouzid, algo que se ha considerado como la chispa que desató las protestas el país. Pero esta idea hace temer una oleada de suicidios. Un mes después y a 2.000 kilómetros de distancia, Abdo Abdelmanam Yafar se ha rociado con gasolina y prendido fuego frente al Parlamento egipcio en El Cairo.
Igual que Bouazizi por su puesto de frutas, el egipcio Yafar protestaba por el cierre de su restaurante en Ismailiya (Egipto). Igual que al frutero tunecino le siguieron otros jóvenes de ciudades cercanas, en la capital mauritana se ha registrado el primer caso, mientras que en Argelia ya son cuatro las personas que se han suicidado a lo bonzo en cinco días.
Pero no todo se queda en suicidios, en Argelia también han fallecido dos personas y decenas han resultado heridas por los disturbios durante las últimas semanas. Para calmar las protestas, el Gobierno ha reducido el coste del azúcar y el aceite de cocina, ¿será suficiente?
Los opositores de Hosni Mubarak también han salido a las calles de El Cairo. Los egipcios quieren que Mubarak, en el cargo desde 1981, coja el próximo vuelo que salga del país. Las quejas coinciden en los países del Magreb: altos niveles de paro y de los precios de alimentos. Razones suficientes para que los opositores tomen posiciones en favor de lo que consideran reformas económicas y políticas, necesarias e inminentes.
La caída de Ben Alí en Túnez, es el primer derrocamiento de un líder árabe debido a protestas públicas. Los Gobiernos autocráticos de la región, temen ahora acabar igual que el ex presidente tunecino.
Tranquila tensión
La estabilidad en Túnez es "esencial y fundamental para la estabilidad y la seguridad regionales, en particular del Magreb", indicó Marruecos el lunes. Pero Rabat también muestra su preocupación de puertas adentro y analiza el interés que han mostrado sus ciudadanos hacia las revueltas tunecinas.
Tras los cambios que se están dando en Túnez, los servicios de seguridad marroquíes han recibido instrucciones para evitar protestas. El diario oficialista Assabah explica que se intensificará la presencia policial en "sitios sensibles" y se elaborarán informes diarios sobre supuestos movimientos de protesta.
Pero no es la única zona con riesgo de desestabilización, las protestas han cruzado el Nilo. En Jordania cientos de personas se han manifestado frente a la sede del Parlamento para pedir mejoras en sus condiciones de vida. Los carteles y lemas cantados por los manifestantes piden la dimisión del primer ministro, Samir Rifai.
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