Un sospechoso del asesinato es miembro de una de las sagas terroristas de Hebrón

La violencia y el terrorismo en Palestina tiene múltiples caras. Pero en la región de Hebrón, tienen un nombre. El del clan de los Kawasma. Una familia cuya historia está estrechamente ligada a la violencia que azota la región.

Una larga línea de médicos, jueces, mécanicos, comerciantes... y terroristas suicidas, según informaba el diario americano Los Angeles Times en 2003.

Entre enero y junio de ese año, hasta seis miembros de la familia Kawasma (a veces escrito Qawasme) se inmolaron en ataques terroristas. Ahora, la familia vuelve a salir a la luz por su pasado violento. Uno de los sospechosos de secuestrar y asesinar a tres adolescentes judíos es Marwan Kawasma, de 29 años.

Este pasado viernes, fue identificado junto aAmer Abu Aysha, de 33 años, de ser autor de los secuestros y asesinatos. Después de ser identificados, los servicios israelíes bombardearon sus viviendas como respuesta al asesinato.

Los dos ya cumplieron penas de prisión en cárceles israelíes y ambos son sospechosos de haber desempeñado un papel fundamental en el secuestro, del que el Ejecutivo israelí responsabiliza a Hamás. Los servicios de inteligencia israelíes también han detenido a otras personas y familiares de los sospechosos, que podrían haberlos asistido.

De los dos, Marwan lleva un apellido con una gran carga simbólica, un apellido que también llevaban Mahmoud, Hazem, Muhasim, Fuad o Hamsa, todos ellos terroristas, y todos ellos con edades alrededor de los 20 años.

La relación entre ataques terroristas, Hamas y la familia es tan estrecha que en redadas realizadas por el gobierno de Israel, se han llegado a detener hasta a 70 miembros del clan en una noche, formado por cerca de 5.000 personas. Los miembros de la familia están distribuidos por toda Palestina e Israel, pero tienen sus raíces, desde el siglo XII, en la región de Hebrón.

El líder del clan, Adullah, fue asesinado por las fuerzas israelíes en 2003. El entonces primer ministro de Israel, Ariel Sharon, calificó su asesinato como "una operación esencial destinada a mantener la seguridad en Israel".