Vázquez-Figueroa: "Un tuareg en Mali es como uno de Vallecas, simplemente está harto y por eso se rebela"

  • El pueblo tuareg se alza en el Norte de Mali para reivindicar su independencia en medio de la inestabilidad del país. Hablamos sobre el futuro del conflicto con el escritor Alberto Vázquez-Figueroa, autor del libro 'Tuareg' y quien ha tenido la oportunidad de conocer de cerca a los hijos del desierto.

Alberto Vázquez-Figueroa | Fotografía cedida por el escritor para lainformacion.com (archivo)
Alberto Vázquez-Figueroa | Fotografía cedida por el escritor para lainformacion.com (archivo)
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María Sorribes Catret

En alguna ocasión Alberto Vázquez-Figueroa ha dicho que el libro del que se siente más orgulloso es Tuareg.

Por motivos políticos, antes de cumplir un año fue deportado junto a su familia a África, donde permaneció entre Marruecos y el Sáhara hasta cumplir los dieciséis años.

El pueblo tuareg se alza ahora en el Norte de Mali para reivindicar la independencia en medio de la inestabilidad del país. Hablamos sobre el futuro del conflicto con quien tuvo la oportunidad de conocer de cerca a sus protagonistas, los "auténticos hijos del desierto".

¿El movimiento tuareg tiene posibilidades de triunfar dada ahora la inestabilidad del país?

No me gusta hacer de adivino. Lo que sí puedo decir es que desde luego los tuareg nunca han sido un pueblo que haya querido tener una patria concreta propia.

Creo que se trata más bien de un movimiento islamista, y dudo realmente de que se apoderen del control porque no tienen una organización política como para gobernar un país. Lo que puede pasar es que se cambie de gobierno y se simplemente pongan a otros.

¿Cómo son entonces los tuareg que están revolucionando el Norte de Mali?

El mundo tuareg es un pueblo libre, que desde luego no quiere tener este tipo de situaciones conflictivas. Es gente sin ansias de gobernar, aunque tampoco de ser gobernados. Son más bien un pueblo esparcido que una fuerza política, si hay una fuerza política detrás de este conflicto es ajena a ellos.

Entonces, ¿cree que sus reivindicaciones tienen más que ver con la presión interna de Al Qaeda que con las aspiraciones de los propios tuareg?

Completamente. Los terroristas e islamistas radicales se han hecho con el control del Magreb islámico y utilizan a los tuareg como podrían hacerlo con cualquier otra tribu beduina.

El poder no ha sido nunca su sueño ni históricamente su manera de actuar. No veo a un grupo tuareg de ministros de nada, no es su temperamento, aun habiendo conocido a muchos que estarían capacitados para ello. Pero es verdad que la cosa ha cambiado mucho desde que yo viví con ellos hace casi 50 años.

¿A qué se refiere exactamente con ese cambio?

Por ejemplo, a mí que los conozco me sorprendió muchísimo que ellos pudieran apoyar a Gadafi. El pueblo tuareg se ha diversificado mucho, no puedes decir lo mismo de unos u otros porque cada territorio donde habitan es geográfica e históricamente distinto.

¿Qué motivaciones tiene entonces la facción menos islamista del movimiento para seguir a los radicales y apoyarlos en su alzamiento?

Yo creo que la principal causa es la que mueve hoy en día a todo el mundo, sea uno tuareg o sea de Vallecas. Y es que están cansados.

El mundo está harto de cómo ha sido gobernado durante años. Ese hartazgo lo vemos en Mali, pero también en nuestro país y en el de enfrente y en el de más allá. Aquí hemos visto a mucha gente que no tiene nada que ver la una con la otra y sin ninguna aspiración de poder levantarse simplemente para demostrar su cansancio.

¿Por qué ha estallado el movimiento ahora?

En el fondo de todo hay una raíz: la comunicación. Antes un tuareg del desierto sabía que más allá de la arena existía el mar e incluso existían países donde se comía todos los días. Ahora lo puede ver gracias a la tele o internet.

Es lo que ha ocurrido en el Norte de África. La gente ha visto lo que pasa en el mundo y ha reaccionado diciéndose: "joder, aquí estamos pasando calamidades y en el resto del mundo es diferente. ¡Vamos a cambiarlo!"

Pero también hay que decir que en Mali ni siquiera es posible entender la situación estando allí. Hay una mezcla de mil cosas, se trata también de un movimiento en el que se entremezcla lo religioso (con los islamistas) y la cuestión del racismo. Cuando yo estuve allí volví con los pies fríos y la cabeza caliente: "¿Quiénes son unos y otros? ¿Quiénes son buenos y malos? Todo es demasiado complejo".

¿La solución al conflicto de Mali pasa por la intervención de la comunidad internacional?

Dicho mal y pronto, siempre que la comunidad internacional interviene la caga (carcajada). O sea, nunca consigue nada más que mandar allí gente, gastar dinero, hacer las cosas mal y rápido... Luego todo se diluye, el dinero se va por no sé dónde, etc.

Si hubiera demasiado petróleo o gas, no se preocupe que alguien se encargaría de que todo volviese a su cauce. El problema es que Mali no tiene demasiado petróleo ni gas ni nada y por eso el conflicto se puede alargar, porque es un país que no le interesa a nadie realmente.

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