"Venga, condenadme": un acusado mete prisa al jurado para poder ver una retransmisión deportiva en prisión

    • Nathan Burris no dudó en interrumpir el juicio para reconocer su culpabilidad en el asesinato de su exnovia y el amante de esta, ocurrido en 2009.

    • El procesado, fan de los Philadelphia Eagles de la liga de fútbol americano, no quería perderse el partido contra los New Orleans Saints del lunes por la noche.

Nathan Burris
Nathan Burris
ktvu.com

"Sí, lo hice, ¿y qué? No tengo remordimientos, ni me arrepiento… así que daos prisa y condenadme". El pasado lunes, a Nathan Burris no le preocupaba pasar el resto de su vida en la cárcel o acabar en el corredor de la muerte, lo verdaderamente importante era volver a su celda a tiempo para ver en directo el partido de fútbol americano entre su equipo, los Philadelphia Eagles, y los New Orleans Saints.

Cuando vio que la hora se le echaba encime, el reo –al que se juzgaba por el doble asesinato de su exnovia y el amante de esta– no dudó en interrumpir el proceso para meter prisa al jurado y que le condenase por el crimen. Previamente, el acusado ya le había facilitado el trabajo al abogado de la acusación durante su interrogatorio: "esto no es Barrio Sésamo. Se lo merecían, hermano".

El 11 de agosto de 2009, Nathan Burris, de 49 años, se presentó en el apartamento de su expareja, Deborah Ross, en Richmond (California, EEUU). Ross acababa de poner fin a una relación de 13 años y estaba a punto de mudarse. Sin mediar palabra, Burris, camionero de profesión, sacó una escopeta de cañones recortados y acabó con la vida de su exnovia y de un amigo de esta con el que mantenía una relación sentimental.

El presunto asesino fue arrestado poco después del tiroteo y, aunque en el primer juicio ya se declaró culpable, el juez anuló su declaración al considerar que no había sido bien informado de sus derechos.

En la vista del pasado lunes, el abogado defensor trató de convencer al jurado de que Burris actuó "en defensa propia" motivado por el miedo a sufrir una agresión del amante de su expareja, que lo había amenazado públicamente. Al menos hasta que el arranque de 'forofismo' deportivo de su defendido dio al traste con su al traste con su argumentación.

Sin embargo, el intento de Nathan Burris por adelantar el final de la vista fue un rotundo fracaso. El proceso siguió su curso y no consiguió llegar a tiempo para ver la retransmisión deportiva. En cualquier caso, y a tenor de su carácter, se evitó un monumental cabreo: su equipo perdió el partido por 23 puntos a 13.

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Roberto Arnaz
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