Condenados a 28 años de cárcel tres jóvenes por matar a otro en Cuenca

  • La Audiencia Provincial de Cuenca ha condenado a 28 años de prisión a tres jóvenes, dos de ellos hermanos, que en febrero de 2011 mataron a un chico de 19 años en la localidad de Cañaveras (Cuenca) al sospechar que les había denunciado a la policía por haber robado material a su tío.

Toledo, 9 jul.- La Audiencia Provincial de Cuenca ha condenado a 28 años de prisión a tres jóvenes, dos de ellos hermanos, que en febrero de 2011 mataron a un chico de 19 años en la localidad de Cañaveras (Cuenca) al sospechar que les había denunciado a la policía por haber robado material a su tío.

La Audiencia condena a los tres jóvenes, que tienen entre 21 y 22 años de edad y antecedentes penales desde que eran menores de edad, por sendos delitos de asesinato con alevosía y ensañamiento (23 años de cárcel), obstrucción a la justicia (tres años), daños (un año) y tenencia ilícita de armas (otro año).

Por este último delito ha sido condenado también a un año de prisión otro hombre, J.E.H.C., tío de uno de los homicidas, en cuyo domicilio apareció la escopeta con la que mataron a José Manuel O.G. el 16 de febrero de 2011.

Los jueces han considerado probado que los acusados, Abraham B.E., y los hermanos José y Nelson M.F, engañaron al joven para que acudiera a una nave de Cañaveras a recuperar el material robado.

Nada más entrar en la nave, José M.F. le disparó por la espalda, a una distancia inferior al metro y medio, con una escopeta de perdigones, herida que finalmente le causó la muerte.

Pero antes de que muriera los tres procesados le ataron a una silla y le dieron una paliza.

Cuando murió, entre las 22 y las 23 horas del 16 de febrero, lo llevaron hasta un lugar próximo, envolvieron el cadáver en un plástico y lo enterraron.

Los acusados fueron detenidos un mes después del crimen y confesaron los hechos y facilitaron las indicaciones para encontrar el cadáver.

Además de la pena de prisión, la Audiencia condena a los tres jóvenes a indemnizar en 300.000 euros a los padres de la víctima y en otros 1.500 euros al dueño del coche que usaron para trasladar el cadáver y que posteriormente quemaron.

Los jueces absuelven a J.E.H.C del delito de encubrimiento del que se le acusaba, pues no consideran probado que se hubiese puesto de acuerdo con los acusados para cometer el delito, como demuestra que no limpiara la nave donde ocurrieron los hechos y que permitiera el acceso a la policía tanto a la nave como a su casa y que entregara la escopeta de su propiedad con la que se cometió el crimen.

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