Las últimas técnicas de ADN, claves para resolver el caso de Eva Blanco

    • En declaraciones a lainformacion.com, Maria Victoria Lareu, directora del Instituto 'Luis Cocheir' explica que esclarecer el crimen de Eva fue posible gracias a que ya con una muestra mínima y con años de antigüedad se puede encontrar al culpable.
    • En diciembre de 2013, catorce años después del crimen, la organización recibió el ADN recogido del lugar de crimen de manos de la Guardia Civil.
La directora del estudio genético que permitió detener al asesino de Eva Blanco cree que fue clave el avance tecnológico
La directora del estudio genético que permitió detener al asesino de Eva Blanco cree que fue clave el avance tecnológico

La evolución de las técnicas forenses, y en concreto del análisis de las muestras de ADN y ha resultado clave para la resolución del caso de Eva Blanco. Diecisiete años después del crimen de la joven, el ADN recogido del lugar de crimen seguía conservado en perfectas condiciones para realizar un nuevo análisis con una tecnología mucho más evolucionada que permite estudiar al detalle determinadas "características físicas o marcadores biogeográficos" del individuo, tal y como explicó a la informacion.com Maria Victoria Lareu, directora del Instituto de Ciencias Forenses 'Luis Concheiro' de la Universidad de Santiago.

Fue precisamente a ese centro donde la Guardia Civil envió en 2013 las muestras del sospechoso para ser analizadas por el equipo de cuatro investigadores de la Universidad. Lareu explicó que "en la actualidad si el ADN está medianamente íntegro se puede realizar una análisis con una muestra mínima y de muchos años de antiguedad". Además aclaró que este tipo de técnica resulta muy útil para las investigaciones en las que "solo se tiene el ADN del presunto culpable sin ningún testigo y cuyo perfil de marcadores STRs de identificación individual no coincide con ningún otro perfil de la base de datos".

En una rueda de prensa ofrecida por la directora este viernes en Santiago, Lareu subrayó que la muestra que hizo llegar la Guardia Civil al Instituto Luis Concheiro "estaba bien guardada", ya que "el ADN si está bien conservado se mantiene durante cientos de años o miles", por lo que la fiabilidad del análisis "es altísima", según recoge Europa Press.

Así, esta catedrática de Medicina Legal y Forense de la Universidade de Santiago de Compostela indica que el equipo que trabajó en el análisis genético de este caso estaba formado por cuatro personas, y fue en diciembre de 2013 cuando hizo llegar a la Guardia Civil las conclusiones del estudio -que apuntaban a un origen norteafricano del sospechoso-, "y a raíz de eso comenzaron la búsqueda del posible culpable".Sin pistas del sospechoso

La directora indicó que estos "son unos marcadores que se utilizan cuando no hay ninguna otra pista", pues "hay una muestra de la que se puede extraer ADN, pero no hay testigos", y en las bases de datos tampoco hay nadie que coincida con el ADN, como fue este caso. "La identificación individual de las personas es otra cosa", subraya, aquí de lo que se trata es de saber "de donde procede una persona", "estudiar el caso" y "las mezclas de población".

Según ha explicado, en este caso, al igual que en otros se trabajó con 80 marcadores de origen biogeográficos (divididos en cinco grandes por continentes) y con 20 marcadores de características física, como pueda ser color de pelo, ojos o piel y "esto fue lo que se hizo con las muestras del caso".Así dio la Guardia Civil con el presunto culpable

La insistencia de la Guardia Civil y los avances tecnológicos en materia de análisis genéticos fueron la clave para dar con la identidad del presunto asesino de la joven Eva Blanco 18 años después de su muerte. Atrás quedan más de cien líneas de investigación, retratos robots y unas pesquisas que inicialmente se centraron sobre todo en el círculo más cercano de la víctima, es decir, amigos familiares y conocidos. Pero todos estos intentos fueron infructuosos para el Grupo de Homicidios del Instituto Armado, que pese a todo no se olvidó del caso.

Por ello, hace dos años la Guardia Civil pidió al Instituto de Ciencias Forenses Luis Concheiro de la Universidade de Santiago de Compostela un nuevo estudio de la muestra genética hallada en el cadáver de Eva Blanco tras aquella noche lluviosa del 20 de abril de 1997. La joven, de 17 años, apareció con múltiples signos de violencia en su cuerpo y 20 puñaladas repartidas por la nuca, el cuello y la espalda. Estaba tirada en una cuneta en un paraje denominado Las Pesqueras y la autopsia determinó que había sido previamente violada. En su cuerpo había semen del que se extrajo la muestra de ADN, pero esos restos por si solos no aportan gran cosa hasta que no se cotejan y coinciden con los de algún sospechoso.

Hasta 2.013 personas, en su mayoría vecinos de la localidad madrileña Algete, se presentaron voluntarios en 1999 ante la Guardia Civil para someterse a un análisis de ADN. Ninguno dio positivo. El caso seguía sin respuesta y el tiempo corría en contra de los investigadores ya que en 2017 habría expirado el plazo que establece la Ley para la prescripción de este tipo de delitos. La Universidade de Santiago de Compostela remitió a la Guardia Civil sus resultados con un dato fundamental: el ADN hallado en el cadáver de Eva Blanco pertenecía a un varón de origen norteafricano, según indica el Instituto Armado.La muestra daba positiva

Fue ahí cuando empezó el principio del fin de este caso, finalmente cerrado este jueves cuando la Gendarmería francesa y la Guardia Civil arrestaban en el país galo a Ahmed Chelh, un varón de nacionalidad española pero nacido en Marruecos y de 52 años de edad (34 años cuando sucedieron los hechos). Había abandonado España en 1999 y se había establecido en la localidad de Pierrefontaine Les Varans donde se dedicaba a la construcción, según informan a Europa Press fuentes de la investigación.

El hilo que unió los resultados de la Universidade de Santiago con la identidad del detenido pasó por pedir al Instituto Nacional de Estadística (INE) y al Ayuntamiento de Algete el padrón para saber el nombre de todos los varones que estaban empadronados en la localidad aquellos años y, concretamente, los de origen norteafricano. El resultado ofreció 200 nombres de varones residentes en Algete entre 1995 y 1999 (ese fue el margen que establecieron los investigadores). Muchos de ellos ya no vivían allí y eso llevó a los agentes de Homicidios a recorrer diversas provincias de España en año y medio. Así hasta que hace unos días, a principios de septiembre, dieron con una persona que al hacerle la prueba de ADN dio positivo, aunque no al 100%. Era el hermano del presunto asesino.

Todas las pesquisas se centraron ya en esta persona y su círculo familiar. Una vez localizados a todos sus parientes por línea descendente paterna, y tras localizar a otro de los hermanos, las investigaciones se centraron en el varón residente en la localidad francesa de Pierrefontaine Les Varans, que había salido de España en el año 1999. Así consiguió la Guardia Civil dar por cerrado un caso 18 años después. "La Guardia Civil nunca olvida un caso", ha dicho el ministro del Interior, Jorge Fernández, en su felicitación a los investigadores.

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